Dignidad
"Esta sociedad que a veces renegamos es nuestro propio reflejo, nuestro actuar, nuestras voces". Pamela Ramírez Figueroa, Directora ejecutiva Corporación Proa
El descontento social se ha manifestado de manera feroz, el país se ha levantado en un desgarro para sacudirse de la violencia soterrada que buscaba normalizarse en nuestras vidas, la precarización del bienestar social en todas sus expresiones expuso su profunda herida. Los dolores han quedado expuestos, es imposible abstraerse de esta realidad.
La forma en que concebíamos la sociedad hoy es insostenible, los cambios son fundamentales para recomenzar. Ya no ganaremos, ganar implica que otro perderá, debemos ser capaces de construir en conjunto, hacernos partes, y discutir para encontrar juntos la mejor forma. Eso implica mucho más tiempo y trabajo que lanzar una propuesta más o menos populista.
Eso significa comprometernos cada uno desde su propia vereda y comenzar a pensar en que somos un todo orgánico, mi actuar incide en el bienestar del otro y viceversa. Hoy es tiempo de acuerdos. El paradigma de las doctrinas del bien y del mal ha quedado obsoleto. La polarización solo nos disgrega y hoy debemos estar unidos.
Cuidemos el lenguaje, no seamos peyorativos, no nos temamos, la gran mayoría de nosotros actúa de buena voluntad, reconozcámonos como iguales, no juzguemos al otro, escuchemos nuestras voces y busquemos puntos de encuentro.
La bandera que hoy nos congrega es la de la dignidad, eso es lo que anhelamos para todos, en nuestras similitudes y diferencias. Dignidad para vivir, para acceder a la salud sin miedo de morir en el intento, para acceder a la educación sin abismos entre lo público y privado, para llegar a fin de mes sin endeudarnos.
Dignidad para sentirnos agradecidos de la vida, para desarrollarnos, para expresarnos, para sentirnos responsables de aportar desde nuestro ámbito de acción. Una dignidad que nos permita sentirnos parte de esta sociedad y no quedar al margen, no sentirnos excluidos.
Dignidad para ser capaces de escucharnos y reflexionar para avanzar, para elaborar nuevas pautas de desarrollo, para evolucionar hacia una sociedad más consciente, hacia un país que alcance para todos desde la infancia hasta la vejez.
Para ello debemos hacernos partes y asumir responsabilidades, esta sociedad que a veces renegamos es nuestro propio reflejo, nuestro actuar, nuestras voces y nuestros silencios van moldeando el espacio que habitamos.
Ya está bueno de exitismo y superficialidad, de soberbia y negación, hagámonos cargo, será difícil, pero nadie debe quedar fuera. Hemos sido capaces de vencer la adversidad, solidarizar y organizarnos en medio de las peores catástrofes, hemos logrados acuerdos en tiempos aún más oscuros.
Tenemos un largo camino por delante, seamos estrategas para ir avanzando entre lo urgente y lo importante sin descuidar la forma. Respetémonos y trabajemos en pos una dignidad que nos cobije a todos.