Durante tres semanas los chilenos hemos estado expuestos casi de manera constante a una enorme cantidad de estímulos que tienen el potencial de provocar trastornos importantes en nosotros.
Escenas de violencia, desórdenes, odio e intolerancia transmitidas por televisión y redes sociales o bien presenciadas directamente por las personas en la calle o en sus propios barrios, se están transformando en una pesada carga que ha cambiado drásticamente nuestras rutinas y nuestra vida.
Colegios sin clases, jornadas de trabajo que concluyen abruptamente por temor a incidentes, cacelorazos, el sonido de un helicóptero retumbando en nuestras cabezas, son cosas nuevas para la mayoría de nosotros, y nos exponen a problemas que mucho vale la pena considerar.
Distintos expertos han concordado en que el ambiente social crispado que estamos viviendo hace ya 24 días no es inocuo.
Angustia, sensación de incertidumbre, miedo son sentimientos naturales en momentos como los actuales, y eso debe ser conocido y manejado a tiempo para evitar males mayores.
¿Pero qué hacer? responder aquello es complejo, pues tales estímulos afectan de manera distinta a cada persona. Sin embargo, hay medidas oportunas para todos los casos.
Una de ellas es generar espacios de conversación en los hogares, donde cada persona pueda contar lo que le pasa y contrastar esas sensaciones con las del resto. En el fondo, no aislarse, sino al contrario, hacer de esto una experiencia reflexiva y solidaria.
Reanudar ciertas actividades de interés, por ejemplo, en otros horarios o lugares, es también una medida que está al alcance y que ayuda a sobrellevar mejor un periodo tan intenso y angustiante.
Y con los niños, la preocupación sin duda debe ser mayor. Ellos tienden a hacer interpretaciones literales de lo que reciben, y por ende, habrá que saber filtrar ciertos contenidos, aunque nunca negarles que algo extraordinario, y no necesariamente malo, está ocurriendo en el país.
Si antes de las movilizaciones preocuparse de la salud mental era una necesidad urgente, hacerlo ahora es sencillamente un asunto impostergable.