Frases
"El uso de una retórica inflamatoria solo servirá para agravar aún más la situación".
Michelle Bachelet — ExPresidenta
"Yo soy un hombre feliz y la verdad, no estoy en guerra con nadie".
Javier Iturriaga
Jefe de Defensa Nacional
"El uso de una retórica inflamatoria solo servirá para agravar aún más la situación".
Michelle Bachelet — ExPresidenta
"Yo soy un hombre feliz y la verdad, no estoy en guerra con nadie".
Javier Iturriaga
Jefe de Defensa Nacional
La batalla de Santiago. Así bautizó la productora que en octubre del año 2010 trajo a Chile por primera vez a la banda Rage Against the Machine. Año convulsionado por el terremoto, pero también la antesala de lo que fue el levantamiento estudiantil del 2011. Nueve años han pasado y nuevamente tuvimos la Batalla de Santiago. "Partió" como una evasión de escolares en el Metro, pero de ahí la escalada llevó esta batalla todo Chile. La Batalla de Chile.
Pero reducir estos hechos exclusivamente a una protesta por el alza de $30 en el Metro es pecar de ingenuos. Y vaya pecado. Aislar estos hechos, por primera vez generalizados en todo Chile, de las protestas del Instituto Nacional en contra del proyecto Aula Segura, de las protestas en Temuco por la causa mapuche o contra los abusos en contra de vendedoras de verduras y hortalizas, los movimientos estudiantiles del 2011 (gratuidad), 2008 (Ley General de Educación), 2005 (revolución pingüina), 1997 (financiamiento, que contó con el liderazgo en el Confech del exministro Rodrigo Peñailillo, entre otros), movilización contra Hidroaysén, por el gas en Magallanes, No + AFP, marchas feministas, la marcha de los enfermos que lideró Ricarte Soto, la contaminación en Puchuncaví y Ventanas, entre otras tantas causas que se acumulan desde el retorno a la democracia.
Tampoco podemos aislar lo ocurrido de las declaraciones de diversos líderes políticos o autoridades: el diputado que vive como indigente al lado de los ricos, la ministra que dijo que no había razón de estudiantes a protestar porque el alza del pasaje no les afectaba a ellos (invitando abiertamente a todo el resto a protestar en contra de el alza), el ministro que invitaba a regalar flores porque habían bajado, el ministro que posee miles de litros por segundo en derechos de aguas, el ministro que premiaba a los que se levantan más temprano.
La protesta es contra esa aldea en que conviven los privilegiados, que habitan, estudian y frecuentan los mismos espacios negados para todos.
La escena de ministros y presidente erráticos, paralizados, sin capacidad para tomar decisiones asertivas, es una postal que ya vimos hace unos años con el caso Caval.
La salida a esta situación es lúgubre y dolorosa. Pero los chilenos y chilenas necesitamos terminar con la aldea de privilegios para dar paso a una nueva República. Una nueva Constitución, legítima entre sus ciudadanos. En lo inmediato, un cambio radical de gabinete.
Debemos dejar atrás el Chile del saltarse la fila, del colgarse a la electricidad, el de glorificar al "pillo", el de llamarle leso al honesto. El Chile que hace competir a sus ciudadanos y dar paso a uno que ponga en el centro la colaboración.
Felipe Lerzundi
Asesor ambiental, exseremi de Medioambiente
Según datos oficiales divulgados en Lisboa, las fuerzas portuguesas que participaron en la Primera Guerra Mundial, gastaron 28 millones de libras esterlinas desde que abandonaron el territorio patrio para dirigirse a Francia, hasta su regreso a finales de 1918. Hay una enorme consternación con todo lo ocurrido.
Un movimiento subversivo encabezado por el general Roberto Viaux se produjo esta madrugada en Santiago con tropas que se tomaron el Regimiento Tacna en protesta contra el gobierno. El ejecutivo dispuso estado de sitio y clausuró las sesiones del Congreso. Afortunadamente no hubo, hasta ahora, víctimas.
En contra de los intereses de las grandes empresas proveedoras de Internet, el Gobierno del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, anunció normas para asegurarse de que el acceso a la red es igual para todos los ciudadanos y que todos los proveedores de contenido online pueden competir en igualdad de condiciones.
Si el Presidente Sebastián Piñera hizo bien la tarde del domingo reuniéndose con los tres poderes del Estado, dando una señal de diálogo, reiterando que "había escuchado el mensaje" de la ciudadanía, apenas pocas horas después, en la misma jornada, se arriesgó a tirarlo todo por la borda.
El encuentro con Jaime Quintana, presidente del Senado, Iván Flores, presidente de la Cámara de Diputados y el presidente de la Corte Suprema, Haroldo Brito, fue una excelente señal, en el entendido de que el Estado comienza a operar en horas de caos. Las instituciones son las que pueden sacarnos de este atolladero, porque es un problema político.
Sin embargo, el Mandatario tuvo más tarde una frase desafortunada al afirmar: "Estamos en guerra contra un enemigo poderoso, implacable, que no respeta a nada ni a nadie".
Así, solo quedan dudas de la correcta evaluación que el Jefe de Estado hace del malestar existente y no abre caminos para amainar las pasiones y abrir un diálogo -y orden, que ahora es lo fundamental- para el futuro.
Debemos insistir que cualquier salida debe ser por vía de la institucionalidad. Esta es la arquitectura más adecuada para resguardar la democracia, hoy afectada, no por las protestas y demandas, pero sí por una minoría descontrolada que ha cometido innumerables ilícitos a lo largo de todo Chile.
El gobierno debe entonces tomarse en serio el desafío y la clase política -vilipendiada por los ciudadanos- debe mostrar una altura de miras que en los últimos años le ha sido ajena y comprender la magnitud de la crisis que vive la nación. Esta no es una protesta cualquiera; será muy difícil resolverla.
No hay más espacios para seguir cometiendo errores, que van desde deslices lingüísticos hasta no analizar los impactos sociales de las alzas, es algo que debiera estar despejado, pero debe enfatizarse.
Las torpezas del gobierno, que no ha mostrado una agenda, han quedado desnudas, pero no es el momento para seguir hundiéndolo; aquí debe venir el orden, la calma y un trabajo más amplio de cara al futuro del país.