En esta era donde reinan los plásticos y el aluminio, las manos de los carpinteros dicen adiós a sus fieles "palos". La madera y sus múltiples usos, desde la pretérita edad de piedra, sirvió de puntal a la civilización humana. De la misma madera que se hizo una choza, un utensilio o una herramienta, se hizo la lanza que permitía la caza o amenazaba la vida.

Los frondosos árboles se ofrendaban, para transformar sus troncos en maderas útiles. Talados, aserrados, desbastados, se convertían en tablas, tablones, cuartones y llegaban a las barracas locales, procedentes del sur en lanchones maulinos, hechos de roble.

Por eso, nuestro norte si supo de maderas. Desde aquellas empleadas en la época del salitre, como el pino de Oregón, proveniente de los Estados Unidos, hasta los nobles durmientes de roble pellín, talados en tierras del Chile sureño.

Durísima madera, que sostuvo los convoyes que hicieron la grandeza del Norte Grande. Supo del "Roble americano", hecho muebles en las salitreras… Y de la "Teca", hecha navíos, como la gloriosa Esmeralda y la memorable "chata" "Liffey".

Pero nuestros bosques fueron también generosos en aportes madereros. El raulí, laurel, lingue, mañío, coigûe y avellano, apropiados para todo tipo de muebles y trabajos de ebanistería. Sumemos el durísimo ulmo y la luma, (que se hizo bastón con que la verde autoridad "amansaba" a los ciudadanos incorregibles). O bien, fue mango para palas y picotas, martillos y combos. Mangos de dureza tal, que encallecieron las sufridas manos del salitrero, calichero o el jornalero.

El alerce, que se hizo "obra viva" en botes, chalupas y cúteres chilotes. Junto al resistente "ciprés de las Guaitecas", apto para cuadernas, baos, rodas y codastes de embarcaciones. O el pino araucaria, largo y resistente para buzardas, toletes y mástiles menores.

Hoy las maderas son un añejo recuerdo. Con el perdón de Andrés Sabella, -y sin temores- podemos parafrasear que "El Norte entero es una vieja historia de madera".

Jaime Alvarado, profesor normalista, periodista, escritor