Se ha hecho costumbre la demora en la entrega de distintas obras de interés público, independiente de quién las ejecute. El caso más emblemático es el relleno sanitario de Chaqueta Blanca, pero lamentablemente está muy lejos de ser el único caso.
Por distintas razones, prácticamente todas las iniciativas se demoran meses o años más de lo previsto.
La carretera a Calama debió estar ejecutada hace muchísimo tiempo, pero postergaciones, malos diseños y torpezas, la han atrasado, a pesar de ser por lejos el camino más productivo del país y uno de los más peligrosos, considerando la cifra de accidentes fatales a lo largo de poco más de exiguos 100 kilómetros.
En otro plano, allí están los trabajos del acceso sur a Antofagasta que ya cuentan más de un año y se desconoce cuándo estarán listos. Los vecinos se quejan de las complicaciones sufridas y la pobreza de las obras ejecutadas, apenas distintas a las que ya existían.
¿Es tan compleja una obra de este tipo para esperar meses y meses su culminación?
Pedro Aguirre Cerda fue otro caso. La primera etapa está concluida después de promesas varias, la segunda comenzará ahora, también luego de fallos varios.
La Playa La Chimba demoró años en comenzar sus faenas, una década, y no por falta de recursos; antes pasó lo mismo con la cárcel concesionada, que además significó enormes pérdidas de dinero para el Estado.
Los ejemplos son variados y eso es lo que hace más molesto tales hechos. Allí están las labores en la Plaza del Mercado y antes las ejecutadas en el Paseo Prat, que a la luz de lo ofertado, genera enormes dudas respecto de si valió la pena tal extensa espera.
Lamentablemente es lo común en Antofagasta, donde todo parece tolerarse entre una parsimonia del sector privado y un laissez faire, del sector público que apenas actúa cuando hay algún accidente grave o la ciudadanía comienza a manifestar su disconformidad.
Entre la paciencia y la desidia, resulta insólito que toda obra termine en lo mismo, cuestiones que siempre pesan sobre las personas que deben aceptar silentes. ¿Hasta cuándo debe soportarse esto?