A propósito del TPP11 y la política industrial
"Nuestra estrecha visión productiva no ha aprovechado los tratados de libre comercio suscritos hace más de 20 años". Alejandro Guillier, Senador de la República
He señalado que Chile necesita dejar de hacer más de lo mismo. Nuestro crecimiento es reducido, genera poco empleo y de baja calidad. La productividad permanece estancada hace años e insistimos en una matriz productiva escasamente diversificada y voluble a ciclos de precios y guerras comerciales.
Estas debilidades trascienden el signo político de los gobiernos. Es hora de gatillar una fase más vigorosa de desarrollo, con políticas públicas bien pensadas que comprometan al sector privado y aseguren un alto apoyo político. La única reforma estructural que hemos hecho en los últimos años, la revolución energética, es insuficiente.
Necesitamos más. Es urgente impulsar una política industrial a partir de nuestras ventajas comparativas, agregando valor y diversificación a nuestra matriz exportadora. Agregar valor, crear una empresa nacional del litio, etc. Sólo así podremos mejorar la productividad, el empleo, ampliar el PIB potencial, aprovechar el esfuerzo de las Pymes y modernizar las economías regionales. Invertir de verdad en ciencia y tecnología como pilares de una economía globalizada y digitalizada.
Nuestra estrecha visión productiva no ha aprovechado los TLC suscritos hace más de 20 años. Hemos perdido la oportunidad de ampliar la frontera productiva y reducir nuestra dependencia de las materias primas.
No podemos seguir repitiendo la historia. Por ello, hemos aprovechado la discusión del TPP11 para abrir caminos. Una economía pequeña como la nuestra necesita una amplia apertura al mundo, pero también exige cambios estructurales significativos. De esta convicción nace el Protocolo que impulsamos en la Comisión de RR.EE. del Senado con el Gobierno: Aprovechamos esta discusión para poner estos temas en la mesa y dar un salto cualitativo.
Por un lado, resolvemos cuestionamientos serios hechos por la sociedad civil al acuerdo, asegurando compromisos en materia de medicamentos, protección de semillas, transgénicos, regulaciones laborales y respeto a los pueblos indígenas.
Comprometemos también políticas de transformación productiva y diversificación exportadora: las disposiciones del TPP11 no podrán limitar nuestras actuales y futuras políticas públicas. Comenzamos por fin a hablar de políticas públicas para transformar la matriz productiva de modo potente, para superar nuestra condición de país de ingreso medio.
Son compromisos pendientes desde los años 90, cuando suscribimos los primeros TLC. Estamos 20 años atrasados y los desafíos se vuelven más urgentes vistos los daños que está provocando a nuestra economía la guerra comercial de Estados Unidos con China.
Es imperativo dar un activo rol al sector público e impulsar proyectos tecnológicos, energéticos, formar capital humano y fomentar la participación de las empresas, de los trabajadores y del potencial humano de nuestras regiones, subsumidos por un centralismo que ahoga el emprendimiento.
El TPP11, propuesto por la Presidenta Bachelet y rechazado por el proteccionista Donald Trump, es una oportunidad para los países medios. Ahora es el momento para activar nuestra participación en el diseño de la gobernanza mundial sin tutelajes. Por fin se impone la toma de conciencia; los tiempos difíciles nos exigen una política industrial y de agregación de valor en beneficio de las mayorías ciudadanas.