Locomotora "Junin": un robo
Hace unos días, un diario capitalino ensalzaba la trayectoria de un ingeniero, señalando que su "opera prima" había sido el desenterrar una locomotora abandonada en la pampa de Antofagasta. Pero los hechos reales echan por tierra lo que se considera un logro profesional y -de un paraguazo- desenmascaran un robo al patrimonio salitrero que revistió caracteres de descaro. Una acción delictual por donde se la mire, que refleja que nuestros niveles de corrupción vienen desde hace años, pero que -por orgullo o soberbia- nos negamos a reconocer.
El asunto es que la Locomotora "Junin" permaneció literalmente olvidada en la ex oficina salitrera "Ricaventura" y que -por obra de dicho ingeniero- "hoy luce en un museo en la tierra de los Beatles".
Duele reconocerlo, pero es así. Los dominios británicos movieron hilos, chantajearon funcionarios y/o extorsionaron a otros. Ofrecieron suculentas coimas y al final, la locomotora, declarada Monumento Nacional, corrió por los rieles invisibles de la sinvergüenzura y llegó a Leeds, sin que nadie haya puesto obstáculos. O los hicieron callar por la fuerza del dinero… O por esa otra fuerza, que amenaza la vida de quienes se oponen. Nada se puede descartar.
¡Y tan caballeros que consideramos a los ingleses!
¡Y tan correctos e incorruptos nos consideramos los chilenos!
La locomotora "Junín", estaba protegida por el D.S. Nº 489 del Ministerio de Educación, del 29 de septiembre de 1989 y que un canal regional grabó el embarque, señalándolo como un hito… ¡Transformaron ¿inocentemente? un robo en un logro de la ingeniería nacional!
No cabe dudas que el ingeniero ensalzado imitó a aquellos ingleses que -el siglo pasado- arrancaron un moai desde la isla de Pascua y se lo llevaron hasta la rubia Albión. Tampoco cabe duda de quienes conformaron el convoy de corruptos que no pusieron coto a tan abusivo despojo.
Por las firmas los reconoceréis. Con voluntad, se puede investigar el entuerto. Y conocer a quiénes dieron el vamos para concretar tan infamante delito. ¿Seremos capaces de hacerlo
Jaime N. Alvarado García, profesor normalista y periodista