El intendente va desnudo
"La señal más potente del llamado al orden fue que el Presidente Piñera decretara zona de catástrofe tras bajarse del avión".
La imagen que proyectó el intendente Marco Antonio Díaz frente al primer desafío real desde que asumió su cargo fue como la de un joven del barrio alto de Santiago que va por primera vez a trabajos voluntarios en alguna pequeña localidad del sur del país azotada por alguna catástrofe que vio por redes sociales.
Esta mirada permite entender que durante la primera etapa de la emergencia vivida con las lluvias estivales en la provincia de El Loa (hasta antes del arribo del Presidente Piñera) todo fuera un "reality show" que incluía fotografías de Díaz mirando el horizonte desde un helicóptero, levantando fardos de comida sobre un camión o incluso transmitiendo en vivo un llamado telefónico a la madre de la menor que perdió la vida en el río Loa, en un acto de desatino pocas veces visto por parte de una autoridad.
Toda esta parafernalia solo buscaba desviar la atención del mal manejo que tuvo durante la emergencia en el único rol que importaba que tuviera, el de liderar al Gore y coordinar la reacción del aparato público ante una catástrofe.
Fue tal el descontrol que durante la emergencia vimos que cada una de las autoridades que hablaba con la prensa tenía un diagnóstico distinto. Por un lado algunos planteaban la complejidad del frente climático y otros -dentro de ellos el propio Intendente y la gobernadora de El Loa- decían que todo estaba controlado. La señal más potente del llamado al orden fue que el Presidente decretara zona de catástrofe tras aterrizar en Calama. Esto pese a que tan solo horas antes el propio Díaz decía que dicha medida no era necesaria. Finalmente terminó siendo el subsecretario Ubilla, quien llegó en calidad de ministro (s) del Interior, el que le habría dado un informe verídico de lo que estaba ocurriendo en la zona al Mandatario.
Hoy tenemos un Intendente que está prácticamente solo, pues poco puede confiar en aquellos presidentes de partidos locales o militantes de Chile Vamos que lo llenan de elogios -solo en público- vistiéndolo con ropas de un gran estadista tras la emergencia. Lo cierto, es que a aquellas voces les interesa poco el futuro del jefe regional pues lo único que buscan, levantando estos discursos, es dar una señal de lealtad a la diputada Paulina Núñez, quien es la única que sigue manteniendo en su puesto a Díaz.
Llegó el momento que la parlamentaria asuma que fue un error ocupar la Intendencia como trampolín de candidatos a elecciones populares y no tenga miedo de reconocer su primer fracaso político en una carrera llena de éxitos. Pero por sobre todo, llegó el momento que alguien le diga al intendente lo que varios ya empiezan a observar: El hecho que va desnudo caminando por las calles de nuestra región.
Jorge Ortiz Abarca
Periodista