Luego de conocerse los resultados de la PSU, solo puede concluirse que los indicadores para nuestra ciudad y región son de una mediocridad que no puede ser soslayada. Negar este problema, uno de los más graves de la zona, es un error que impide lo que es más urgente: Revisar qué estamos haciendo mal y qué debe hacerse para corregir.
Hace poco una treintena de alumnos de la Cmds, fueron distinguidos por pasar los 600 puntos, un evento que es el ejemplo de los mínimos estándares que tenemos en la ciudad.
De un universo de unos 4 mil alumnos, suponemos que los más desposeídos, los que más herramientas requieren, se celebra un resultado que honestamente no da para festejos, más bien para la vergüenza por lo que significan los miles de jóvenes que no consiguen los aprendizajes básicos y elementales después de 12 años de estudio básico y secundario.
La educación es el vehículo más eficiente para saltar al desarrollo, para que las personas puedan crecer, pero a la luz de los hechos, en particular a los que menos tienen, que son los que más lo necesitan, les entregamos una instrucción que es derechamente mala o un fraude.
Puede seguirse: apenas dos puntajes nacionales en toda la región, solo un colegio local entre los mejores 100 del país, cifras que se repiten en el Simce, por lo que también incluye a la educación privada, subvencionada, universidades, CFT e institutos profesionales.
Debemos decirlo, aceptarlo y corregirlo: La educación antofagastina es una de las peores de Chile y la población no se lo merece, no se condice con su presente económico y con su historia.
Sostenedores, profesores, alumnos, las familias, autoridades, todos tienen algo por decir. Pero, a no dudar, el asunto no generará grandes debates, no habrá protestas, ni peticiones de renuncia, no habrá escándalos, ni comisiones investigadoras, aunque se trate de una de las situaciones más críticas y fundamentales para nuestro futuro.
Basta de mediocridad. Se requiere abordar esta crisis, porque eso es: Un enorme desafío que debe comenzar a corregirse porque es una vergüenza.