#Antofagasta
"Estas lógicas comunicativas, un poco de tribuna, un poco de escándalo y de fake news alcanzan dimensiones políticas".
Hace algún tiempo circuló una noticia en Twitter de que la plataforma quería eliminar el "like", para que un tweet no pudiera ser marcado como "me gusta", sino que fuera contestado y de este modo se incentivara el diálogo y el debate.
Si bien es cierto los protocolos de argumentación y discusión tradicionales no tienen que ver mucho con lo que sucede en esta red social y el tipo de debate que se genera, es interesante pensar en qué sucede con el tipo de comunicación y diálogo que ahí se produce, asunto que toma relevancia cuando constatamos que las campañas de todo tipo hoy están invirtiendo mucho dinero en ella. Por ejemplo, es común que un tweet o una discusión en relación a algo, pueda terminar en la prensa escrita, hoy eso forma parte de la comunicación y de la esfera pública, para bien y para mal.
En principio, Twitter es muy difícil para discutir, para argumentar y para, de verdad, llegar a algún tipo de aproximación a perspectivas más o menos elaboradas, por los límites de los caracteres que son un espacio reducido para desarrollar una idea y porque, además, la lógica de los usuarios es la misma que tienen todas las redes sociales, que es por una parte el automatismo cuando, por ejemplo, aparece una fake news y no existe mucho interés en verificar la verdad, sino que se comparte de inmediato y por la lógica de que todos te están mirando, entonces nadie quiere quedar mal, nadie quiere perder en una discusión, se convierte en una caja de visibilidad en la que se busca un reconocimiento
Estas lógicas comunicativas, un poco de tribuna, un poco extremas, un poco de escándalo y de fake news alcanzan dimensiones políticas cuando la construcción o imagen de nuestra ciudad, Antofagasta, parece estar contenida hoy en esta red social, apelando a que aquí estarían "todas las voces" no importando si son todos correctos, verosímiles, si se escuchan, si gritan, si nadie saca nada bueno de allí, si estamos en presencia de un zoológico discursivo, donde es común ver estigmatizada la migración, donde se muestra una ciudad sucia, insegura y sin bellos paisajes.
Lo que uno extraña en el diálogo, como está planteado en este tipo de modelo, son cuestiones básicas que son propias a la naturaleza de su nacimiento en la antigua Grecia, es decir, el diálogo como esta cuestión donde dos personas planteaban una posición, uno hablaba, el otro escuchaba, asentía, existían objeciones y de alguna manera había algún tipo de interés en llegar a algún viso de verdad o algún tipo de certeza. En algún momento de los diálogos socráticos se llegaba a una paradoja irresoluble, a un callejón sin salida, a una "aporía". Podemos concluir que lo que nos roba este tipo de diálogo de las redes es la posibilidad de que en algún momento no haya alguna solución o una certeza tan cristalina, sino que haya una aporía, es decir, una paradoja que nos deje en ese lugar de suspensión, donde algo pasa en el pensamiento que no es la mera ratificación de lo que ya pensamos, sino un lugar donde nace una síntesis verdaderamente enriquecedora. El lugar donde aparece un territorio, una Antofagasta hermosa y amable que, de cualquier modo, vale la pena habitar.
Marcela Mercado
Gestora cultural