¡El silencio del Káiser!
comentarista deportivo
Una tranquila tarde del 29 de Diciembre del 2013 las redacciones periodísticas fueron sorprendidas por una noticia bomba. Michael Schumacher, leyenda de la F1 se debatía entre la vida y la muerte por las heridas sufridas en la cabeza por una caída esquiando en Maribel, en los Alpes. Han pasado ya cinco años de silencio hermético sobre el estado de salud del Káiser.
Las crónicas de la época narran que por las pistas en que esquiaba Schumi había poca nieve y algunas rocas estaban simuladas, no asomando las aristas contra las cuales fue a parar el cuerpo del campeón. El accidente le provocó 3 paradas cardiorrespiratorias y dos operaciones, luego fue inducido al coma del que salió 154 días después. Pero lo que la prensa especializada más ha comentado es el mutismo concienzudamente controlado por la familia, sobre el verdadero estado de salud del 7 veces Campeón de la F1 con Ferrari.
Aunque se sabía que el piloto le había dicho a su Jefa de prensa Sabina Kehm "cada vez hablaremos menos de nosotros". Esta estrategia comunicacional ha sido esgrimida a fin de blindar la intimidad del expiloto. Lo único que se ha podido filtrar es que está al cuidado de un equipo profesional de médicos y un gasto mensual de 600 mil euros en su mansión familiar de Gland (Suiza). Para defender esta propuesta familiar tienen una firma de abogados en Frankfurt especializada en leyes de medios, derechos de autor y protección de datos, en los cuales la familia ha delegado los contratos de confiabilidad de quien se acerque a la mansión.
Los más optimistas comentan que todo en la vida del alemán era perfecto, calculado, y se aferran a una hipotética aparición del campeón saludando con su habitual caballerosidad y señorío a los que llevan 5 años dándolo por muerto. El 3 de Enero pasado cumplió 50 años y Ferrari junto a la Fundación "Sigue luchando" han abierto una exposición en Maranello en su honor. Es un homenaje de gratitud al piloto del Cavallino più Rampante de siempre. Hace 5 años, alguien nos hirió en lo más profundo, dañando a uno de nuestros mitos.
Alberto
Pescio,