Sonia Buljan Morelli
Hoy es tu día, es tu cumpleaños… y a esta hora estaría ansiosa esperando la hora de encontrarnos en tu acogedora casa, esa de los 13 dibujos que Sabella te regaló, esa del Nacimiento al estilo europeo, tan propio de tus costumbres.
Era la oportunidad de encontrarnos, desde hace tantos años, con Vicky, Sonia, Diana, Irene. Y más reciente, encontrar a la dulce Amparito, tu linda nieta amada, mirándonos con curiosidad y celebrando nuestras risas, cuando recordábamos esas simples e ingenuas anécdotas compartidas en el pasado.
Sonia, se te extraña… Fueron tantos los años que compartimos trabajando en y para la cultura antofagastina, lanzando poemas de Andrés, desde el Edificio Centenario, tal como él lo hizo desde aquella mítica avioneta. Esas noches venecianas, de 26 de agosto, lanzando rosas al mar. O esa despedida, desde el Puerto, a la enorme cantidad de botellas con poemas que los niños del Liceo Andrés Sabella escribieron y que llevó un barco para lanzar en alta mar. O los sábados de pintura, poemas, bailes y música en el primer hogar del Museo Sabella. Y luego, el retorno en tu querida citroneta, cansadas de tantas locuras, pero felices de compartir…
La Navidad nos trajo la nostalgia de tu ausencia. No llegaron las galletas yugoeslavas, tus galletas, hechas y repartidas con devoción y cariño. Esas de sabores inconfundibles, esas que no volveremos a disfrutar.
Extrañamos tu dedicación y tu fortaleza, como buena heredera de tus raíces eslavas y como capricorniana, entre mas difícil el desafío, mayor el sabor del triunfo, ganado con tu incansable preocupación y tu palabra clara, convincente, precisa.
Te conocíamos bien, Soniuska. Tus bellos ojos azules eran mansos y hermosos con tu sonrisa, pero se agigantaban y chispeaban ante una contrariedad. Y tu carácter aparentemente duro, adusto, escondía un mundo diferente, culto, de nobles sentimientos, que ansiaba mejorar el nivel de vida de nuestra comunidad.
Has partido a un mundo paralelo, diferente, pero te sabemos cerca, porque tu obra quedó escrita en la historia cultural de Antofagasta. Te extrañamos, sobre todo, en nuestros corazones.
María Canihuante, Curadora del patrimonio de Andrés Sabella.