El incuestionable derecho a migrar
Conchita
de la Corte, directora
regional SJM
Vengo de un país, España, en el que raro es el día en que no llega una embarcación. En su punto más corto, el Estrecho de Gibraltar, son apenas 15 kilómetros. Sin embargo, solo lo logran los más afortunados. Otros no llegan nunca. Sus sueños naufragan en este viaje inseguro promocionado por las mafias que están al acecho de los más vulnerables y a quienes cobran una millonada.
Promocionado por las mafias y por la falta de coordinación y voluntad real de los estados implicados. Porque la migración, como tantas otras cosas en la vida, depende de varias partes. El que llega a un país, lo hace desde otro (u otros). Por eso es necesario un trabajo conjunto, un trabajo con amplitud de miras y, por supuesto, a largo plazo, pues la migración es un fenómeno imparable. Trabajar de la mano no significa invadir la soberanía del otro.
Por eso, me resulta incompresible que el Gobierno de Chile, que tanto se afana hablando de una migración segura y regular, se haya abstenido a la hora sumarse a un pacto mundial que justamente, tal y como reza su título, busca una "Migración Segura, Ordenada y Regular". Es preocupante que, después de participar en las negociaciones previas y de que no se cambiara una sola coma al documento desde el mes de julio, el Gobierno no quiera ahora apoyar esta iniciativa en la que participa la mayoría de los países del mundo. Pero más alarmante aún es que se pretenda argumentar esta decisión confundiendo a los ciudadanos mezclando temas. Sí, se enreda a las personas cuando la excusa aducida es que "migrar no un es un derecho", pues, por una parte, el documento en ningún punto de su texto establece el derecho humano a migrar, aunque, por otra, sí lo debería contemplar explícitamente como lo recoge el artículo 13 de la carta de los Derechos Humanos.
Es obvio que cada país establece las normas internas respecto al ingreso y la permanencia en su territorio. El Pacto respeta absolutamente el principio de soberanía nacional en este sentido. Querido lector, no se deje confundir porque el documento no se firma y tampoco es vinculante jurídicamente. Sin embargo, quede claro, que los pactos y textos sí ratificados anteriormente por Chile, confirman el derecho a salir de cualquier país, incluido el propio, así como el derecho a regresar; junto con el derecho a solicitar y recibir asilo. Esto es, en resumidas cuentas, el derecho a migrar.