Felipe Omar Muñoz Lira
De un total de 9.717 estudiantes que rindieron la PSU en la región de Antofagasta, sólo 13 fueron personas con discapacidad que llegaron hasta los establecimientos preparados para recibirlos.
Noemí Palacios es una de las estudiantes con discapacidad que rindió esta PSU 2018. Y a sus 18 años fue su primera vez en dar el examen para lo cual se preparó durante todo el año, según relató.
"Fui la única persona que vino en silla de ruedas y estoy contenta por haber dado la prueba. Quería estudiar diseño de vestuario, pero lamentablemente la carrera no está aquí en Antofagasta, por lo que decidí cosmetología, que sí está en la ciudad", manifestó Noemí, quien agradeció mucho el apoyo brindado por su familia y sus cercanos.
La madre de Noemí, Yasna Lara, manifestó que es muy emocionante ver que su hija va concretando las metas que tenía desde muy pequeña. "Desde séptimo básico ya tenía proyectado ir a la universidad a estudiar una carrera", indicó.
Yasna explicó que su hija tiene un problema motor y que les ha costado mucho llegar hasta esta etapa, dado que hay poca infraestructura adecuada en los establecimientos educacionales, aunque se ha mejorando con el tiempo.
"Desde que nació Noemí, el sistema ha cambiado, los colegios ya están adaptándose gracias a personas que se dieron cuenta que había niños que tenían ganas de estudiar y desarrollarse en la vida", sostuvo Lara.
Noemí tuvo la posibilidad de estar con monitores desde primero medio y también contó con el apoyo de psicólogos y psicopedagogos.
"Al principio no era así, porque yo tenía que ir al colegio con ella todo el día porque no habían monitores, pero ya en la media, la situación mejoró", enfatizó.
Los 13 estudiantes con discapacidad, junto con estar en salas acondicionadas, tuvieron más tiempo para rendir la prueba y se les permitió descansar e ir al baño.
Traslados
Uno de los principales obstáculos para estos jóvenes que deciden estudiar en la educación superior, es el traslado desde sus hogares hasta sus centros de enseñanza, dado que es muy difícil que la locomoción colectiva los lleve con todo su equipamiento, obligando a las familias a tener un medio de transporte particular.
"Hay otras niñas con discapacidad física que no tienen cómo movilizarse, porque son de muy escasos recursos y viven en lugares extremos", expresó la madre de Noemí, quien también relató que una vez le sacaron un parte en el momento que bajaba la silla de su hija, y que espera que ahora la situación sea mejor en el instituto al cual irá la joven, que está ubicado en el centro.
Apoyo Senadis
Desde Senadis informaron que en la educación superior se ha realizando un trabajo continuo desde hace cuatro años con la mayoría de las universidades e institutos profesionales y técnicos, a través de la red de educación inclusiva, que tiene por objetivo evitar la deserción de los alumnos con discapacidad.
De igual forma, explicaron que entregan un apoyo adicional a estos estudiantes, a través de ayudas técnicas, como notebook, softwares, sillas de ruedas, bastones y prótesis. O servicios de apoyo como transcripción de la información, intérprete en lengua de señas y traslado.
En 2018, ocho alumnos fueron beneficiados con montos entre $1,5 y $2,9 millones anuales según la ayuda. Y las postulaciones para el 2019 están próximas a su apertura.
Respecto al beneficio de traslado, que es uno de los mayores problemas para las personas con discapacidad según la madre de Noemí, Senadis lo financia y es el estudiante el encargado de buscar un chofer o empresa de transporte según sus requerimientos especiales.
También la Universidad de Antofagasta y la Universidad Católica del Norte han postulado a fondos de Senadis para el beneficio de los alumnos, estando preparadas -según Senadis- para recibir a los nuevos universitarios.
Prueba en código Braile
En Santiago ocho personas con discapacidad visual pudieron rendir la PSU en código Braille, hecho pionero a nivel nacional y que se realizó en la Universidad de Chile. Tal vez una muestra de que las políticas de inclusión de personas discapacitadas están avanzando cada vez más en el país. El mecanismo empleado consistió en un computador con sintetizador de voz, que se utilizó para escuchar las preguntas y responderlas, acompañado de imágenes táctiles hechas en láminas plásticas, que sirvieron de apoyo para los jóvenes no videntes que se inscribieron y dieron la prueba a través del nuevo sistema.