El paisaje en la literatura de García Lorca
En 1918 Federico García Lorca, de 20 años, publicó "Impresiones y Paisajes", primera obra, hoy poco recordada. Muchos se deleitan con la poesía y el teatro lorquiano, pero este libro es de una bellísima prosa descriptiva que engalana el paisaje peninsular de Granada, Ávila, Sevilla, Silos, Covarrubias, San Pedro de Cardeña, etc.
Su obra sorprende con múltiples e interesantes notas paisajísticas y, al respecto, recordamos que, en su tiempo, su nombre se vinculó al de literatos paisajistas: Valle Inclán, Baroja, Azorín, Juan Ramón Jiménez, Gabriel Miró, etc.
La preocupación por el paisajismo le venía de lejos como parte de la problemática cultural en torno de "lo esencial castellano" que encauzó el quehacer de la Generación del 98. La adhesión por la Naturaleza contribuye al total entendimiento de los universos que cobijan a los hombres. En el año aquí señalado, García Lorca dijo: "El poeta es el médium / de la Naturaleza / que explica su grandeza / por medio de palabras."
Lorca y Gabriel Miró, grandes paisajistas suelen complementarse. Éste, al afirmar que "el paisaje natal, el nuestro, es el que nos mantiene la emoción y la comprensión de todo paisaje.", respalda a García Lorca para que describa su Granada, "apta para el sueño y el ensueño", con estas palabras: "La ciudad está dormida y acariciada por la música de sus románticos ríos… el viento convierte en órgano a Granada sirviéndole de tubos sus calles estrechas… Sus casas tristes y soñadoras que mueve la niebla parece que quieren contarnos algo de lo mucho grande que miraron…"
García Lorca pudo decir: "Mi corazón reposa junto a la fuente fría." sin imaginar que en su último día, junto a la fuente de Ainadamar, esto es, la "Fuente de las lágrimas", caería muerto entre el pinar y el olivar de ese hermoso paisaje próximo a la carretera de Alfacar a Víznar.
Osvaldo Maya C. Miembro de la Academia Chilena de la Lengua, 2018