Elba Emilia, tú no tienes fin…
"El día nace de tu frente alada / donde comienzan las nubes del cielo de los niños, / las nubes que no duermen/
Para que jueguen contigo las muñecas, / te vistes con los andrajos del viento, le pintas el mar a los alciones, / me arrebatas la sombra".
Elba Emilia constituye un gran regalo de la vida. Esta mañana, cuando preparábamos un artículo, como siempre juntos, conversábamos y yo le decía: "Qué sería de mí si no estuviese aquí a mi lado, enseñándome, cooperándome" Elbita se reía. Pero decíamos en el fondo una gran verdad. Porque nosotros nos hubiéramos casado cuando teníamos, yo 20 años y ella poco más de 16. No nos pudimos casar entonces por muchas razones. Yo creía en un amor libre y no creía en los amores que se santifican civil y religiosamente. Y este amor que en este instante, si se hubiera realizado, tendría ya muchos hijos y nietos, significó en mi vida, primero una gran nostalgia creadora, porque yo viví con el pensamiento en ella, a pesar de otras cosas, convencido que era lo que yo necesitaba, una criatura creadora a mi lado, que no fuera una sabidilla, que no fuera la mujer empalagosa de cultura, sino la mujer que cuida de modo sutil, ayuda como a un hermano en la tarea del hombre que está a su lado y que, en este caso, no hace otra cosa que escribir.
A ella le he dedicado casi todos mis libros. Cuando no nos pudimos casar se los dedicaba para que su nombre estuviera ligado al mío. Ahora ya no necesito dedicárselos, pero mi último libro, secretamente, y ella también lo sabe, está dedicado a ella, con esta expresión: "Te dije que era hijo de un Rey de Naipes, y lo creíste". Sin nombrarla lo digo todo, porque en el fondo es tan loca como yo.
Por creer yo en ella y por creer ambos en la bondad, en el amor universal y en Cristo, es que creo que, de viejos, hemos venido a encontrarnos para que esta casa sea la casa de todos los que lleguen a ella. No es mucho el pan, no es mucho el vino, pero como dicen en las viejas casas chilenas, lo que sobra es la voluntad de amor para los demás.
N. de R. Elba Emilia González Vargas falleció el 18 de octubre de 2009.
Andrés Sabella, grabación, 1983