Nuestra educación agobiada
"Parece normal que los cursos sean de 40 alumnos. Sin embargo, el sistema finlandés tiene entre 20 y 25".
El Ministerio de Educación dio un paso trascendente. Convocó a nivel nacional a todos los actores educacionales para "identificar los agobios y las sobrecargas" que deben soportar los educadores desde décadas, más con los amargos sabores de frustrantes resultados pues Chile no superado sus bajos niveles educativos.
Las renovaciones provienen de nuevos paradigmas, de intelectos profundos y holísticos con acentuada mística de vida, de los valores intrínsecos del ser humano y de una sociedad que se desarrolla en sana convivencia social. Hasta hoy los mentores de educación se han fascinado creando múltiples "superestructuras".
Reconozcamos que los transfondos generadores de las estériles políticas educacionales provienen de sesgados diagnósticos. El chivo expiatorio es el profesorado.
Entonces crean "la Ley del Sistema de Aseguramiento de la Calidad de la Educación". Para "asegurarse" instituyen tres Organismos Autónomos: "La Superintendencia de Educación", "La Agencia de Calidad", "El Consejo Nacional de Educación" con finalidades a la postre semejantes pues en la práctica el profesorado no los distinguen a la hora de rendirles reiterados informes para ser controlados, fiscalizados. Caudales de papeles, y libros grosos de anotaciones, montañosas planificaciones, y programas por doquier. Agréguese el mismo Ministerio, sus Direcciones Provinciales y las Corporaciones Municipales con engorrosos procedimientos para las distribuciones de los recursos económicos.
¿Es concebible que la subvención escolar sea por la asistencia por alumno a clases? En todas partes las instituciones funcionan por igual con muchos o pocos "clientes".
¿Cabría alguna duda que sólo el docente sabe lo que cada educando rinde en sus múltiples aspectos dentro de sus complejidades existenciales? Ya se ha asimilado como normal que los cursos sean de 40 alumnos. Sin embargo, el sistema finlandés tiene entre 20 y 25 alumnos a lo sumo, un profesor más un tutor que atiende a los alumnos con dificultades de aprendizajes.
El Ministerio de Educación ha creado un esperanzador eslogan: "Todos al aula". Ciertamente, porque el Aula es el corazón donde se brinda la enseñanza - aprendizaje. El corazón donde se debe aprender a convivir en permanente retro alimentación. Creo que todos al aula jamás podría entenderse una invasión de superestructuras que atrofien lo más esencial en la cálida y directa relación entre educador y educando dentro de una unidad educativa.
Pedro Aranda Astudillo
Académico universitario