Las tricolores de miles de banderas chilenas al viento en septiembre, saludando a la patria, han dado por fin la bienvenida a la ansiada primavera. La única estación del año que lleva nombre de mujer, será también por algo la más bella, la que a la vez anuncia el renacer de la vida en la madre naturaleza.
Después de un largo tiempo de frío, días grises y húmedos, de viento incesante y de silencio; por fin renace la vida en su esplendor. Sin embargo cuán importante resulta la analogía de la vida cotidiana con la belleza de esta singular estación del año, llena de luz y colorido.
Este año ha sido un año muy particular, desde sus comienzos, con nubarrones de amenazas que tuvieron al mundo entero preocupado, con grises pensamientos de lo que pudiese suceder a nivel mundial; posteriormente una serie de tragedias naturales que incluso hasta hace poco nos han conmovido, además de sucesos sociales nacionales e internacionales que han golpeado el alma de personas, todo esto ha prolongado ese oscuro tiempo de invierno social.
Ha sido, sin duda un año duro, en que nos hemos informado de situaciones que jamás quisiéramos escuchar. Sin embargo tras ese "oscurantismo", tenemos también la esperanza de esta "primavera social".
La primavera, nos enseña sabiamente, como todo en la naturaleza; que las cosas de este mundo son tanto más buenas cuanto más honestas y sencillas son, que es la complicación, la falta a la verdad, el odio, la indiferencia; además de una larga lista de desventuras generadas por nosotros mismos; las que envenenan a la sociedad actual, otorgándole lamentablemente, un tinte de invierno permanente.
Como profesional de la educación, tengo a diario la dicha de interactuar con tantas personas y afortunadamente son muchos más quienes viven, a pesar de los siempre "a pesares" de la vida, en una primavera espiritual. Incluso ante grandes nubarrones amenazantes, son gente capaz de contagiarnos con una eterna primavera existencial.
Gente inteligente y esperanzada en que todo en este mundo cambia, que ningún error o dolor serán para siempre, tal y cual las estaciones de un año. Por muy crudo que se nos presente el invierno, vendrá la benéfica primavera para librarnos del depredador invierno. Gente con una fe a toda prueba, que están seguros que a pesar de los ineludibles problemas, estos se marcharán como barridos por la fresca brisa primaveral tal hojas muertas, para dar paso a la nueva vida que engendra tan sabiamente la bella primavera.
"Podrán cortar todas las flores pero no podrán detener la Primavera".
Martín Bretón O.
Magister en Política Educacional