"Chile va a cumplir y hacer cumplir el tratado de 1904, que ambos países firmaron libremente".
Sebastián Piñera — Presidente
"Mi padre y mi hermano murieron de cáncer. Yo mismo soy parte de una lista de riesgo".
Andrónico Luksic
Empresario antofagastino
Tener un familiar enfermo y estar obligado a esperar años por una cirugía es un escenario que nadie desea enfrentar, pero que en la región se da, afectando no a decenas, sino a cientos de familias. Así lo reconoció hace unos días el propio Servicio de Salud, al confirmar la existencia de una larga lista de espera para intervenciones no GES, es decir, aquellas que no están regidas por los plazos de las Garantías Explícitas en Salud.
La escena retratada es la siguiente: en la región 5.644 personas están a la espera de cirugías no GES, y de ellas más de mil recién podrán acceder al procedimiento en un plazo que oscila entre dos y tres años. La peor situación la viven unos 200 pacientes, cuya operación está agenda en un horizonte que supera los tres años. Dentro de las atenciones más requeridas están los procedimientos traumatológicos, con más del 30% del total de la demanda.
A la vista queda entonces un drama complejo,
porque aunque pueda alegarse que se trata de intervenciones que no revisten la urgencia de otros procedimientos, donde es la vida la que está en juego, no podemos pasar por alto el gran costo físico, laboral y emocional que tiene para pacientes y familias estas largas esperas por una operación que contribuya a una vida más normal. Hay que entender que la enfermedad es una carga pesada, que no solo afecta físicamente a la persona que la soporta, sino también a sus cercanos, amigos y familiares.
La salud pública en la región ha dado un salto importante en los últimos años, con la construcción de nuevos hospitales en Antofagasta, Calama y no hace mucho en Tocopilla. Además debe destacarse el fortalecimiento de la red primaria, con nuevos cesfam y cosam, y un hospital universitario que pronto comenzará a atender. Sin embargo, parece ser que ante a cada paso surge un desafío aún más importante. En este caso, cerrar las brechas y carencias que aún castigan a la población más expuesta. La tarea es enorme y requiere más recursos, capital humano y voluntad política, porque al final una mejor salud no se obtiene sólo con nuevos edificios, sino principalmente con dignidad y oportunidad en las atenciones.
Su entusiasmo no tenía parangón. Se levantaba antes que el sol, una ducha larga y con actitud minuciosa se hacía cargo de su cuerpo, verificaba frente al espejo que su afeite fuese impecable y el corte de sus uñas irreprochable. Sus dientes eran de un blanco reluciente, lo que le daba un toque misterioso a una sonrisa llena de alegría. Se calzaba un traje de baño pantalón a media pierna y una camisa gris claro adornada de hojas de otoño de color verde inglés, holgada, en seda Kawamata.
Cubría su piel con un perfume eco de musgos y algas, con un toque de vainilla, un olor discreto, pero penetrante. Sus sandalias de cáñamo fino permitían que sus pasos dejaran una impresión efímera en su recorrido del borde de la playa. Su acto de pleitesía hacia el mar era un ritual profundo, llevaba en sus latidos el síncope secreto del ritmo de las ondas, ese momento en que la danza de las olas es, a sus ojos, la orilla del ruedo de una falda de mujer que se hace transparente para transformarse en sonido, llamado, acorde hasta llegar al grito contenido que irrumpe sobre la planicie de la playa. Jugaba con las conchas que estaban dispersas sobre el ocio blanquecino de la arena, amaba lo pliegues forjados por el tiempo en cada caracola. Extasiado las veía contornearse bajo la caricia dulce de la espuma. Su alegría desbordaba su entendimiento, se amaba tanto que ahora podía amar la mar. Podía donar sus pensamientos, ir más allá de sus metas personales, podía dejarse penetrar, abandonarse en un "sin lugar" estando plenamente allí.
Cerrados los ojos, se puso de pie y se quitó la camisa, la ordenó dejándola en una posición humana, esa de los brazos abiertos, en medio del pecho de manera simétrica dejó las sandalias y se adentró en la mar, sus pies sentían el agua tierna entrelazarse con sus dedos, la sensación de entrega se hacía océano a cada paso, a cada nado sentía a su amada tomar su cuerpo, su pecho, sus piernas, sus axilas y llevarlo hasta los primeros momentos de su gestación. A pocos metros de aquel lugar.
De pronto, el tiempo se hizo todo uno y aparecieron tiempos lejanos. Apareció su joven padre tomando la mano de su hermano; el pequeño dando saltitos de alegría. Ambos sumergiéndose poco a poco en el tinte azul de esas aguas acogedoras, el hombre pensando en el "bautismo" pero no en ese de los beatos o canutos, si no, en el otro, ese bautizo que nos regala la naturaleza, por sorpresa, para decirnos, "yo te pertenezco", "tú me perteneces".
Vuelto al presente, un cuerpo que se disuelve con el mar hasta ser sólo tinta azul, horizonte. Sin vuelta, la entrega hasta el punto supremo de fundir su respiración con el universo vasto de convites marinos.
Hugo León Morales
Artista Plástico
El Teatro Nacional de Antofagasta sirve de escenario a un gran acontecimiento artístico: el estreno de la eximia bailarina rusa Ana Pavlowa, cuyas excepcionales condiciones la han llevado la cumbre del arte.
También se informa de las dificultades y críticas al canciller alemán Von Hertling por la guerra.
La radiactividad aumentó en Bolivia a causa de las últimas explosiones nucleares francesas realizadas en el Pacífico Sur, dijo un responsable del Instituto Boliviano de Salud.
La misma situación se cuenta en la costa peruana, según las muestras recogidas por aviones norteamericanos que vuelan en la zona.
La mejor prueba de que Windows Vista ha sido un fracaso para Microsoft es que las primeras noticias sobre su existencia ya se conocieron. Apenas dos años después del estreno de Vista, Microsoft podría lanzar la versión beta de Windows 7. ¿Cuándo? Pues según el blog de Mary Jo Foley en Zdnet.com, antes de fin de año.