Redacción
"En esta casa habitó y atendió su consultorio médico el Dr. Antonio Rendic Ivanovic. Corazón abierto al necesitado, poeta de la vida, del amor y de la esperanza. Ancla de Oro en 1953".
Lo anterior corresponde al gravado de una placa puesta en el frontis de un inmueble ubicado en calle Latorre, del cual justo al lado, hay pegado un "ofertón" de lomo liso a $7.900 el kilo.
La que fuese la casa del doctor Antonio Rendic es utilizada desde hace cinco meses como local filial de la carnicería Santa Ana. Previo a esto, fue también usada como local de una conocida red de servicios de telefonía móvil.
Experiencias
Debido a los anuncios y publicidades propias del comercio de turno que ocupan el inmueble, la emblemática casa solo es reconocida por aquellos que alguna vez fueron atendidas por el médico chileno-croata.
Inclusive, el administrador y encargado de la carnicería que actualmente ocupa la casa, Ronald Quilodrán Cabezas, cuenta que parte importante de la clientela suele recordar al fallecido antofagastino.
"No soy de Antofagasta y hace cinco meses ocupamos este lugar. Pero no han sido pocas las personas que me han dicho que aquí vivía un destacado médico que los atendía cuando eran niño, que les daba desayuno si la hora de consulta era muy temprano, inclusive que les daba dinero para volver a la casa en colectivo si es que no tenían".
Quilodrán Cabezas asegura que al momento de arrendar el local, no se les advirtió de ninguna cláusula que dicte importancia a la casa y que inclusive, les preguntaron si querían retirar la placa que se encuentra en la entrada.
"No sentí correcto sacarla. Al final igual le da atractivo al local y al parecer, forma parte del patrimonio de los antofagastinos. Tal vez en ese sentido debiesen cuidarla más. Pero llegué aquí a través de una corredora de propiedades", dijo el carnicero.
La placa del lugar fue puesta en el 2010 por la Corporación Cultural Andrés Sabella y por la colectividad croata de Antofagasta.
Apreciaciones
La presidenta de la Corporación Cultural Andrés Sabella y promotora de la beatificación de Rendic, Mirtha de la Vega Dahmen, cuenta que para poner la placa, se tuvo que consultar a quienes eran los dueños de la casa en ese entonces.
"Entiendo que cuando falleció el señor Rendic en 1993, heredó su hogar a sus sobrinos, ya que no tuvo hijos. Pero éstos después vendieron el lugar y ahora está ahí a merced de los comerciantes".
De la Vega, quien cuando pequeña visitó la consulta junto a su madre para que el médico la sanara de una intensa tos, dice que lamenta la desidia de las autoridades al no rescatar aquella casa.
"Es doloroso que a la casa no se le preste atención como parte del patrimonio de la ciudad. Mi sueño es que se rescate el inmueble y que hasta allí trasladen todas las pertenencias de Rendic, la cual se encuentran en el museo de la Casa de la Cultura. Mi sueño es ojalá que sea una especie de consultorio en donde los médicos regalen horas, para rescatar la mística original del lugar".
El inmueble se halla entre las intersecciones de calle Juan José Latorre y Maipú, y según De la Vega, mantiene su estructura original, pero yace anónima ante la publicidad.
falleció el médico y poeta Antonio Rendic, heredando sus sobrinos su vivienda de calle Latorre. 1993