Jimena Herrera Montenegro
Las ciudades cambian. Los barrios históricos se van despoblando y los vecinos se desplazan de sus sectores de origen. Este fenómeno conocido como "gentrificación", es un proceso natural y se refiere a la transformación del espacio urbano a partir de la reconstrucción, de la llegada de empresas o de la rehabilitación edificatoria con mayores alturas que las preexistentes, que provoca un aumento del costo habitacional en estos espacios.
Esto genera que los residentes tradicionales abandonen el barrio y que se sitúen en espacios más periféricos.
En Antofagasta la mayoría de los vecinos antiguos del sector del Parque Brasil se ha ido desplazando. Las casas son ocupadas como locales comerciales o servicios: tiendas, restaurantes, cafeterías, oficinas y centros terapéuticos, entre otros.
El área residencial está concentrada en los edificios nuevos y condominios habitacionales, también modernos. Por cuadra queda una o dos casas particulares, a lo sumo.
Renato López es un antofagastino que ha vivido toda su vida en el sector del parque Brasil (40 años). Su casa de estilo colonial data de 1928. Hermosa, restaurada con el color rojo italiano original en sus bordes y el blanco puro en su frontis, se impone y rompe el espacio urbano, poblado de edificios modernos.
Cuenta que no tiene intenciones de cambiarse ya que esa ha sido su vivienda de toda la vida. La instalación de locales comerciales en el sector no es un problema para él.
Pese a lo anterior, reconoce que el barrio ha cambiado en materia de seguridad, ya que antes el Parque Brasil era mucho más frecuentado por las familias. "Se nota la diferencia, porque hace unos años había mucha más actividad en el parque y ahora nada, más ahora que está cercado debido a la restauración y las obras que están realizando, que no sabemos cuando van a finalizar", explica.
Un poco más al sur del Parque Brasil se encuentra el sector de avenida Grecia, Balneario Municipal y Parque Croacia. Un área actualmente ocupada principalmente por locales nocturnos: pubs y restaurantes. Aquí, las casas particulares son más escasas. Un conjunto de edificios antiguos de no más de cuatro pisos y una que otra vivienda baja.
De uno de los edificios sale un vecino, su nombre es Pedro Fuentes, vive en el sector desde 1979. "Cuando llegamos estaba deshabitado, era un peladero. Al frente estaba la playa Las Almejas y el Balneario, que aún son muy concurridas y los almacenes de las mismas playas, pero nada más. El barrio era muy tranquilo y familiar, con mucha actividad recreativa. No había tanta delincuencia y por lo mismo era más seguro salir a caminar", manifiesta.
Otra causa que a juicio de Pedro ha generado que la gente se movilice hacia otros sectores de la ciudad es el gran ruido que existe producto de los locales nocturnos y el importante flujo vehicular. "Retumban los vidrios y hay mucha gente que tiene que trabajar al día siguiente, eso ha empeorado la calidad de vida", detalla.
Nelda Ocampo vive en el sector de Playa Blanca, un barrio ocupado en su mayoría por personas de la tercera edad y estudiantes, por la cercanía con la Universidad Católica del Norte. "Es un lugar tranquilo para vivir, con acceso a supermercados, farmacias y librerías. Nuestros vecinos son amigables. Otro aspecto positivo es que se está construyendo un estadio escolar frente al Liceo Andrés Sabella y eso va a mejorar el barrio. Lo único malo son esas viviendas cercanas a la UCN, en las cuales construyen piezas de material ligero para estudiantes y existe el riesgo de incendios. Eso nadie lo fiscaliza", advierte.
A escala del hombre
Para explicar la gentrificación, el presidente de la Cámara Chilena de la Construcción, Andrew Trench, dice que lo primero es entender que las ciudades son dinámicas y que tienen crecimientos orgánicos, asociados a usos y costumbres. "En esta dinámica hay barrios que van cambiando sus roles a medida que la ciudades van creciendo, pero no se debe perder la coherencia de barrio", manifiesta.
"Hay un fenómeno que es transversal en todas las ciudades. Hay una migración de lo rural a lo urbano de lo cual tenemos que hacernos cargo", precisa. Para ello, explica, se deben generar condiciones equilibradas entre la infraestructura, el espacio público y las viviendas, lo que genera ciudades armónicas y a escala del hombre. "Tenemos que velar por no perder la escala de barrio. Todos queremos estar en lugares que tengan servicios, calidad de vida urbana y que no debamos perder tiempo desplazándonos", sostiene.
Hay muchos sectores en Antofagasta que han ido despoblándose, lo que hace suponer una tendencia que irá en aumento, dejando sólo áreas comerciales, industriales o residenciales, pero no mixtas. Trench asegura que no se debe generar segregación, sino integrar. "Uno enriquece la ciudad con usos mixtos", asegura
Ciudad armónica
Es un proceso natural que una urbe vaya evolucionando, pero debe desarrollarse en equilibrio y armonía. Según Trench, este es el gran desafío que tiene Antofagasta. "Ahora tenemos la oportunidad de retomar el camino, pensando en la ciudad que queremos construir. Dónde queremos vivir, cómo mejoramos nuestras condiciones. Hay cosas que se han hecho bien, pero hay otras que debemos desarrollar", agrega.
Para el experto, Antofagasta es una ciudad que debe recuperar espacios para la regeneración urbana. "Tenemos amplias zonas de la ciudad donde podemos desarrollar una ciudad nueva. En el centro norte tenemos lugares que están destinados a ser barrios industriales, cruzados por la línea férrea y son nuestras grandes oportunidades para regenerar, sin entrar en conflicto y ver la posibilidad de relocalizar nuestras industrias para que se desarrollen en mejor forma", explica.
En cuanto al centro, el profesional considera que a diferencia de otras ciudades, "el de Antofagasta ha mantenido su nivel de protagonismo, pero en áreas periféricas falta fortalecer algunos incentivos para que se invierta, respetando ciertas condiciones, porque el centro es lo que más nos mantiene arraigados a nuestra memoria patrimonial y por eso tenemos que ser compatibles con esta integración de nuevos usos".
Finalmente, dice que una ciudad sin actividad económica y productiva no existe. El desplazamiento de la población se da en países capitalistas y en ciudades con potencial turístico y relevancia económica como lo es Antofagasta.
4.500 UF cuesta un departamento de tres dormitorios y dos baños
51,50 UF en el sector centro de Antofagasta actualmente, aunque hay proyectos mucho más caros.
41 en el ranking es el valor medio del metro cuadrado de terreno en Antofagasta. La ciudad ha bajado en el ranking de las comunas más caras del país debido a la baja del precio del cobre.