A fines de mayo, el Banco de Chile sufrió el ataque de un virus informático perpetrado, según se estima, desde Europa o Asia, que finalmente tuvo como objetivo el robo de un monto cercano a 10 millones de dólares desde sus arcas.
No es la primera vez que esto ocurre, ni será la última, de modo que solo queda prepararnos para evitar este tipo de delitos que aumentan con el paso de los años, o meses.
Al respecto, el Gobierno y las comisiones de Economía, de Hacienda y de Defensa y Ciberseguridad del Senado, trabajan para abordar políticas públicas en materia de ciberseguridad y la protección de las infraestructuras de la información, con el fin de recoger las lecciones de los últimos ataques informáticos a entidades financieras.
El ministro de Defensa Alberto Espina Otero dijo en Antofagasta que esto era un problema de seguridad para el país.
En efecto, no se trata solo de robo de dinero, los delitos pueden implicar la sustracción de antecedentes de personas, empresas o material sensible del propio Estado.
La amenaza de ataques cibernéticos en Chile aumentó más de 50% entre 2015 y 2016, según datos de la firma de seguridad Symantec. La compañía entregó su último reporte de amenazas de seguridad en internet, donde Chile ocupa el puesto 46 a nivel mundial en el ránking de los países con más detecciones, con un 0,49% de todas las instancias descubiertas alrededor del mundo. El informe de 2015 dejaba a Chile con 0,32%, lo que revela un aumento de esos ataques.
De acuerdo a los datos de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras, este año la banca invertirá 60.961 millones de pesos en ciberseguridad, lo que se estima adecuado para el sector en este momento, pero no suficiente para lo que podría suceder en los años venideros, si se considera que los expertos han estimado que habrá cada vez más ataques informáticos en el mundo, con peores consecuencias, pero que podrían ser menos llamativos que los ya ocurridos.
La certeza es que prácticamente todos los organismos deberá protegerse contra estas amenazas.