La Academia
El cinco de junio de 1885, en el salón del Consejo de Instrucción Pública nació la Academia Chilena de la Lengua, que hoy celebra su primer Centenario. Manuel Tamayo y Baus, secretario perpetuo de la Real Academia Española, insistió durante algunos años en esta idea, la que, finalmente, halló voluntad para surgir.
Se nombró Presidente de la joven institución a un espíritu de progreso que ya, desde el tres de mayo de 1842, venía trabajando por el avance de la cultura chilena: don José Victorino Lastarria. Entonces, presidió también, la Sociedad Literaria que iniciaba la lucha por una literatura "nacional, útil y progresiva". Cuarenta y tres años, crecida ésta, tomó a su cargo la dignidad de la palabra con que debíamos construirla siempre
La primera sesión ordinaria de la Academia se realizó el 2 de julio de 1886. Funcionó hasta 1891, año en que, por razones fáciles de entender, hubo de entrar en receso. Esto duró hasta 1914. Aquel año recomenzó sus funciones, dirigida por don Crescente Errázuriz.
El centenario la halla al cuidado de Roque Esteban Scarpa y de un selecto grupo de académicos de número y correspondientes, que laboran por la limpieza y hermosura de nuestra lengua, sin descuidar la contribución de nuevas palabras que llegan a esa para renovarla y enriquecerla. Así se explica el importante aporte de chilenismos que aportó y aporta a la Academia matriz, la Española.
No podemos olvidar que Antofagasta tuvo representación en la Academia: don Aníbal Echeverría y Reyes fue miembro correspondiente de ella, y lo fue, asimismo, Mario Bahamonde Silva. Valga este recuerdo para explicar la alegría que nos alcanza en sus 100 años de incesante misión en bien de la palabra española.
Nota. Hemos rescatado esta antigua Linterna de Andrés Sabella por la visita de Alfredo Matus, Director, y José Luis Samaniego, Secretario de la Academia, quienes recibieron a Patricia Bennett como miembro de la Academia Chilena de la Lengua. Sea éste nuestro homenaje.
Andrés Sabella, 05.06. 1985