El último informe de empleo del INE da cuenta que en la Región existen aproximadamente 10.070 empleadores, es decir, personas que han creado o mantienen una empresa y que generan trabajo. Desde pequeños emprendimientos, hasta industrias de gran tamaño.
No es una cifra menor, como tampoco lo es el riesgo que ellos asumen al iniciar una operación. Mucho más sencillo es emplearse a generar un propio negocio; de eso no cabe duda. Entre los empleadores contamos gente de todo tipo: Mujeres y hombres, personas de tercera edad y jóvenes, con diferentes creencias, estudios, pero, sin duda, todos con una fuerza que les hace creer en sus sueños.
Podemos contar de casos como Carmen Gómez, líder del Grupo Gómez, o los hermanos Medel, de Conymet; René Piantini, del Hotel Florencia, Pablo Godoy, del restaurante Amares; Arturo Soto, del Club Budeo, los hermanos Coronata, con Vaticano, o Gonzalo Santolaya, con Casa Castilla, entre tantos otros.
¿Qué tienen en común? Su pasión por el trabajo y casi todos viven aquí y han decidido mantener sus negocios en Antofagasta.
El dato no es menor, pero el punto al que intentamos llegar tiene que ver con cuán relevante nos resulta privilegiar a nuestros coterráneos por sobre otras alternativas. Lo común es reclamar contra el centralismo, tanto público, como privado, pero cuánto hacemos nosotros, como consumidores, por premiar a quienes también viven aquí, invierten aquí y generan trabajo entre nosotros.
En un mundo tan globalizado, ser pequeño, y de regiones, es mucho más difícil, porque la competencia está muy determinada por las economías de escala y las ventajas que tienen las grandes corporaciones que pueden negociar mejores precios o resistir los embates de los mandantes.
Pero el asunto tampoco pasa por un análisis emocional; privilegiar lo local implica ventajas en todos los planos y en el corto y mediano plazo. Los territorios crecen de la mano de sus emprendedores y el empleo y crecimiento que ellos proyectan.
Eso también es hacer región y es fundamental tenerlo presente y apoyarlos.