Cristian Castro Orozco
!Tomo la granada, muestro la granada, tomo el seguro, saco el seguro, visualizo mi objetivo y lanzo la granada! (acto seguido, se tira el explosivo).
Lo anterior, corresponde a una especie de mantra que todo conscripto debe pronunciar con el tono más alto que dé su voz antes de lanzar su primera granada, una que obviamente, es ficticia, dado a que por la inexperiencia de los jóvenes, aún no se les permite el uso de una real.
"Esto les enseñará, primero, la coordinación motriz que deben adoptar al momento de lanzar este artefacto. Además el pronunciarlo en voz alta ayudará a que la mente vaya tomando la actitud requerida", les dice el instructor.
Este fue uno de los ejercicios que ayer se repitió con varios escuadrones, cada uno a cargo de sus respectivos instructores, para comenzar a adentrar a jóvenes que, hasta no hace más de un mes, tenían una vida civil.
Servicio militar
El 11 de abril del presente año hizo su ingreso a la Tercera Brigada Acorazada de Antofagasta un contingente de 377 conscriptos, de los cuales, 133 corresponden a mujeres y 264 son hombres. La mayoría vienen desde el sur de Chile a realizar su servicio militar.
Su promedio de edad varía entre 18 y 24 años, algunos con solo hasta segundo año medio de escolaridad. Otros, ya titulados como profesionales, entran con el mismo trato.
Fue el feriado del primero de mayo (día del trabajador) que todos abordaron buses del Ejército y fueron enviados hasta el sector de Portezuelo, una zona desértica ubicada cerca del Nudo Uribe (camino hacia Calama). Pero para llegar al campo de entrenamiento, es necesario adentrarse con vehículos todo terreno uno 15 kilómetros hacia el interior de los cerros del sector.
"Esto corresponde a la fase de formación inicial del combatiente. Las actividades son de lanzamiento de granada de mano, aprovechamiento militar del terreno, paso de obstáculos, actitud ante prisioneros de guerra y tiros al polígono donde los soldados entrenan su puntería diurna y nocturna a una distancia de 100 metros", explica el Mayor Javier Pérez Silva, comandante del batallón de instrucción.
Asimismo, dijo que el objetivo es que al final de la campaña, el o la soldado pueda desarrollarse como un combatiente autónomo dentro de un ambiente de guerra, y que esta capacidad individual se incorpore a sus unidades de combate. Posterior a ello se realizará formación más específica, en relación a las capacidades del conscripto.
Experiencia
En Portezuelo se acampa, se come, se pasa todo el tiempo. Los entrenamientos se extienden todo el día. Los jóvenes no pueden retirarse demasiado del sector, están advertidos que hay perros salvajes en el desierto. Y los hay.
A pesar de existir un campamento militar en el lugar, pareciese no haber mayores instalaciones, dado a que el color de las carpas, los vehículos y hasta los trajes de los mismos soldados, se mimetizan con los áridos cerros.
Cada conscripto lleva su fusil de asalto SG-542, cuya munición es de calibre 5,56 mm. Durante todo el día se escuchan los ecos de los tiros en los cerros.
A diferencia de las granadas para los recientes soldados, los fusiles y sus balas son reales. Por ende, se enfatiza incluso hasta en el modo de respiración que se debe tener antes de jalar el gatillo. Un solo error, y la tragedia es inevitable.
Unos tantos metros más abajo, se enseña el trato que podría recibirse del enemigo. Hombres y mujeres, de rodillas en la arena, reciben el trato duro de sus camaradas, quienes en el papel, actúan como si fuesen el enemigo. Todo es muy real, tanto así, que más de alguno queda con hematomas después de la lección.
Clases de nivelación
Al interior de la Brigada (esto, en Antofagasta) se encuentra el colegio B-35 La Concepción, en donde maestros nivelan el grado de enseñanza de los soldados que llegar a realizar su servicio.
Sus docentes reconocen que han tenido casos en los cuales, han recibido a chicos de entre 18 y 19 años que aún no leen ni escriben.
"El perfil de nuestros estudiantes son jóvenes de 17 a 22 años que ingresan al servicio militar, lo que le ofrece la oportunidad de nivelar sus estudios. Muchos de ellos ven a través del servicio militar una oportunidad para salir adelante, ya sea adquiriendo competencias militares, como complementando sus estudios. El año pasado tuvimos en el proceso de postulación para la universidad a 98 estudiantes, y de ellos 5 quedaron en universidades tradicionales", cuenta la directora del colegio, Claudia Rojas Gatica.
Es el caso de la joven Ivette Ramírez, quien con 20 años, al no poder seguir estudios de medicina veterinaria por escollos de índole económico, prefirió ingresar al Ejército.
"Mi primera opción era estudiar medicina veterinaria, pero por cosas de plata no se pudo. Aquí tengo la opción de estudiarlo también, con más beneficios de por medio, así que por eso decidí enrolarme de manera voluntaria", explica.
Otra de las conscriptas es Denisse Lovera de 24 años. La joven proveniente de Santiago tiene más edad que el promedio de los soldados debido a que recién el año pasado se recibió como Ingeniera Comercial de la Universidad Central.
"Me quiero meter a la escuela de suboficiales, por eso quise hacer el servicio militar este año, dado a que primero quiero ver cómo es este mundo y de ahí, adentrarme. Además siendo parte del Ejército tengo más posibilidades de entrar a la escuela (de suboficiales) y voy a darlo todo para lograr ese objetivo", aseguró.
Toda esta primera etapa de entrenamiento durará hasta el 12 de mayo.
La mayoría de los soldados provienen de Talca, Santiago, San Fernando o de regiones del norte.
Ivette, Ramírez,, 20 años"
"Iba a estudiar medicina veterinaria, pero por dramas económicos no pude. Ingresé aquí y puedo tener esa opción".
Jeison, Machuca,, 19 años"
"Decidí por mi voluntad ingresar al Ejército y que fuera lejos de mi hogar (Talca) porque necesito madurar en muchas cosas"."
Denisse, Lovera,, 24 años"
"El año pasado me titulé de ingeniera comercial, pero quiero ingresar a la escuela de suboficiales. Por eso me enrolé".
Bárbara, Manqui,, 18 años"
"Elegí este camino porque así tengo la opción real de ayudar a mi familia. Aunque mi madre no apoyó esta idea"."
377 conscriptos se encuentran realizando sus primeros entrenamientos de combate en Portezuelo, en una zona militar cuya entrada es restringida por las prácticas de tiro que se hacen allí.
2006 se inaugura el colegio La Concepción, el cual se encuentra al interior de la Tercera Brigada. Ahí se nivela el conocimiento de todos los soldados conscriptos.
12 de mayo termina esta primera etapa de entrenamiento intensivo, el cual comenzó a ejecutarse el 1 de mayo, para que los soldados sepan en primera instancia sobre la vida militar.