El propósito del Martín Fierro
José Hernández (10/11/1834 - 21/10/1886) había querido que su poema tuviese un contenido político explícito. No creía que los gauchos debieran ser usados para hacer reír a los señoritos de las ciudades, por brillante que la parodia fuese (y él no tenía empacho en reconocer que el Fausto, de Del Campo, era brillante). Tampoco veía a los gauchos como lo habían hecho Domingo Faustino Sarmiento o Echeverría Espinosa: "Bárbaros al servicio de un tirano como Quiroga o Rosas".
La vitalidad del poema, la maestría con que dibuja situaciones y narra con brío la acción, el tránsito sutil de la reflexión al humor viril, de la melancolía, demuestran que Hernández no era solo un hombre con una causa política, sino un gran narrador y un poeta de simple y certera elocuencia.
El vocabulario gauchesco no limita el alcance del poema. Al fin y al cabo, está escrito en el mismo metro clásico de un poema de Lope de Vega (San Isidro Labrador) y tiene, como este, profundas raíces en la lírica hispánica. Esta relación no es sorprendente. Como lo demuestra la famosa payada de contrapunto entre Fierro y el Moreno al final de la Vuelta, el gaucho, cuando cantaba, usaba metros tradicionales españoles. Era dialectal solo en su conversación. Y esa plática extraordinaria de los distintos personajes, es la que aún sigue viva en esta obra maestra.
"Mientras suene el encordao/ mientras encuentre el compás/ yo no he de quedarme atrás / sin defender la parada/ y he jurado que jamás/ me la han de llevar robada." (primera estrofa del contrapunto)
Martín Fierro, publicado en 1872 e impreso en el mismo papel en que se envolvían las mercancías en los almacenes; vendido en pulperías a los gauchos que venían a comprar los "vicios" (cigarros, ginebra, mujeres [estas últimas solo como artículo de uso]); leído en corro por algún gaucho que sabía de letras para consumo de sus compañeros analfabetos, sigue vivo, demostrando la verdadera calidad de una obra literaria.
Juan García Ro