Pichones de periodistas
La Escuela de Periodismo de la Universidad del Norte se encuentra celebrando "su semana", paréntesis de alegría en los duros quehaceres del estudio. Se halla próxima a cumplir sus primeros quince años de formación profesional.
Vienen a ella jóvenes de todas partes del país. Esta afluencia es signo de su calidad, ganada, día a día, en el quehacer conjunto de profesores y alumnos, animados, unos y otros, de un mismo celo: capacitar periodistas integrales, poseedores de un espíritu y de una cultura digna de la misión que afrontarán.
Nació la Escuela de Periodismo de la Universidad del Norte, del impulso generoso que puso en la empresa Nicolás Velasco del Campo, su primer Director. Secundado por periodistas de "Las Ultimas Noticias" -Rodolfo Gambetti del Pino, Luis Berenguela-, Velasco se preocupó, del comienzo, por forjar profesionales que entrasen al periodismo para elevarlo en su palabra, en la altura de sus juicios y en la eficacia del servicio a la noticia.
Durante estos catorces años, no varió el rumbo. Orgullosamente, podemos destacar que numerosos alumnos suyos ocupan, actualmente, puestos de responsabilidad e importancia, en diferentes diarios nacionales, ofreciendo crédito de su formación.
De humildes pañales, esta escuela empezó, "haciendo noticias", pues numerosos periodistas de la capital quisieron aportarle sus experiencias y viajaron a nuestra ciudad, para dictar sus cursos a uno que los aguardaba, lleno del mayor interés. La condición inicial de escuela -piloto le permitió tentar e intentar posibilidades que no se perdieron.
Para fortalecer a los alumnos, sin distingo entre ellas y ellos, se les indicó tareas y pruebas que no amedrentaron a ninguno: viajar a Ollagüe, dormir, allá, en el suelo, vencer las dificultades de la altura, olvidar comodidades; entrevistar la realidad de Mejillones, en un plazo de tres horas; o descubrir la vida del cementerio, de noche. Sonreían maestros y alumnos, miraban hacia adelante y salían a cumplir la orden.
Miraban hacia adelante… Estábamos en 1967. Hoy, cuando nos reunimos con los colegas que fueron alumnos, contemplamos, con nostalgia creadora, lo que la escuela y nos alegra saber lo que es, y sobre el porvenir, lo que será, renovada por nuevos maestros y nuevos estudiantes que, nutriéndose en su tradición de honradez por el esfuerzo profesional, la empujarán a futuros de condición ejemplar. Esta es la buena noticia que sale de sus aulas, cada mañana.
Andrés Sabella, viernes 12 diciembre 1980