Cerro Moreno
Desde que llegué a Antofagasta proveniente de Mejillones, siendo un niño de 11 años, me llamó profundamente la atención esa masa majestuosa que flotaba en el mar, sólo tomada por una franja clara desde la tierra, Cerro Moreno.
Sentado en el bus que me llevaba a la escuela, miraba a este señor amplio, reposado, paciente y amable. En su soledad aparente es y era visitado desde siempre por enigmáticas nubes.
Miraba cada día el juego intrigante de estas féminas que lo visitaban desde el amanecer. Descifraba las complejas intensas conversaciones que establecían estos entes tutelares.
Hoy las sigo contemplando fascinado.
Hay días en que es una sola la que visita a Don Cerro, se acerca sigilosa a frotar su frente y decirle "Hola", se queda junto a él algunas horas, le escudriña las arrugas o le lame el esplendoroso azul grisáceo que lo viste algunas mañanas.
En otras ocasiones, las visitas son numerosas y de cuerpos y volúmenes distintos, cada una con personalidad propia, algunas de grandes volúmenes, bien afirmados; otras difusas y distraídas lo miran distantes.
Algunas veces, Cerro Moreno amanece flotando. Las nubes niñas lo llevan en andas hechas Camanchaca Marina. Lo alzan sobre sus hombros. Liviano y juvenil parece sobre el mar su cuerpo, la mitad transparente cubre su cúspide de azul intenso.
Flotan todos juntos sobre un mar siempre apacible.
En días felices, las nubes adultas desenvainan sus espadas, dibujan amenazas, tatúan sombras grises moradas en su panza. Él las deja, sabe que es un juego, bromas pasajeras.
Así, escriben durante el día, diversos mensajes llenos de misterio que he tratado toda mi vida.
Estos poemas que hablan de nuestros de tiempos inmemoriales, cuentan a veces nuestras hazañas y derrotas. Elementos tutelares, que se nos presentan generosos.
"Cerro Moreno, viejo amigo, qué pobre resulta nuestra mirada cuando se interpone la torpeza, tal vez lo cotidiano nos impide jubilar de lo que entregas. Nos cuesta entender que tu presencia es un cultivo generoso, que tu belleza, Cerro, no es vulgar ni fácil, si no misteriosa, refinada y sutil".
Hugo León Morales, Artista Plástico