La última guarida
Las Tertulias de Nelly Lemus han marcado un hito. Se han mantenido contra viento y marea, aceptando/acatando/renegando de reglamentos, permisos, leyes, disposiciones y otras trabas tan habituales en Chile.
Son un verdadero bastión para un especial segmento de antofagastinos y otros foráneos, en que prima la amistad, la cercanía con el folclore, el diálogo en voz baja y el aplauso generoso. Y lo que es más decidor.
Terminan a las 00:00 horas, cuando los jóvenes de hoy empiezan a "hacer la previa". O sea, las Tertulias de Nelly guardan algo de aquellos malones que nos obligaban a estar en casa antes de la medianoche.
Allí está lo destacable. Un recinto donde prima el respeto, sin excesos ni demases. Donde menudean los apretones de manos y los abrazos. Donde cada saludo es tan efusivo en la bienvenida como en la despedida. Donde el consumo no solo es asequible en valores, sino también moderado, medido.
Los habitúes disfrutan entretenidos de los ambigúes, compartiendo momentos plenos de trinos de guitarras o charangos o silbos de zampoñas o quenas. Es un recinto a la medida de un grupo escogido, seleccionado por la puntualidad propia, porque todo comienza a las 21:00. Los que no llegaron, no tienen otra alternativa que mirar la puerta entornada.
Una especial reunión social con un escenario donde hay artistas locales que actúan a total gratuidad, por el solo afán de incorporarse a este verdadero relicto cultural/folclórico.
Otro factor que enriquece las Tertulias y que permite difundirlas, es la presencia permanente en las redes sociales, porque sus seguidores se esmeran por subir y compartir las mejores imágenes, abriendo la opción de emitir opiniones, sugerencias, reconocimientos, todo lo cual asegura su permanencia incluso en el espacio virtual.
En resumen, las Tertulias de Nelly son la última guarida para un selecto grupo de antofagastinos.
Y se efectúan en quincenas especiales, de solo catorce días, viernes por medio. Allá volveremos a encontrarnos.
Jaime N. Alvarado García