Los niños y la tecnología
Es evidente que los avances de todo tipo han facilitado la vida, pero también han tenido efectos muy negativos, en especial con los menores de edad. Al menos siete de cada diez adolescentes chilenos usan su celular regularmente en la sala de clases, y seis de cada diez admiten que ello afecta su rendimiento escolar.
El asunto es sorprendente: en Francia, el gobierno acaba de prohibir el uso de teléfonos móviles en los colegios, incluso en los recreos, con el fin de combatir la llamada "demencia digital", adicción definida por el psiquiatra alemán Manfred Spitzer y que afectaría a los menores tanto de forma cognitiva como emocional. En Estados Unidos, donde el 78% de los adolescentes revisa su teléfono al menos una vez cada 60 minutos, dos accionistas de Apple llamaron a la compañía, en una carta abierta, a proteger a los usuarios más jóvenes.
De acuerdo con las cifras del INE, en Chile hay más de 27 millones de celulares, es decir, hay más aparatos móviles que habitantes, lo que explica que cada uno tenga más de un móvil, y que incluso los niños cuenten con ellos. Parece que esa hiperconectividad llegó para quedarse.
Pero hay problemas. Estar online las 24 horas ha contribuido a aumentar el stress y la ansiedad que ya agobia a muchos, especialmente de quienes restan horas de sueño o del relajamiento real por convertirse en adictos a los celulares. En consecuencia, cada vez más personas buscan tratamiento psicológico para superar esta dependencia.
También ha surgido la nomofobia o el miedo irracional a salir de casa sin el teléfono móvil o a quedar desconectado porque se agotó la batería. Un estudio de la empresa Oracle Marketing Cloud reveló que las personas chequean su móvil en promedio 150 veces al día, de manera que si bien la tecnología nació para facilitar la vida de las personas, trayendo enormes beneficios para la vida laboral y social, éstas pasaron a transformarse en esclavos de ésta y han adoptado hábitos nocivos que se arraigan cada vez más.
Pero tal vez donde se enfrentan las mayores complicaciones es en el comportamiento de los niños, que se han hecho dependientes de los móviles y de las tecnologías en general, lo que ha reducido sus tiempos de estudio, se ha afectado la atención, la concentración y se dificulta el aprendizaje.
El asunto es complejo, árido y desconocido en relación con sus efectos. Recién los estamos advirtiendo, pero hay que seguirlos atentamente.