Regalos y reencuentro con ex compañeros: la cita de Francisco con los jesuitas
ACTIVIDAD. El Papa sostuvo una íntima reunión con sus compañeros de congregación en la tumba del padre Alberto Hurtado.
Una cruz que perteneció a Alberto Hurtado y una mini edición de la "Historia Domus", que se escribe para registrar la actividad de las comunidades jesuitas desde hace décadas, fueron los obsequios que los integrantes de la Compañía de Jesús en Chile le hicieron al Papa Francisco. El Pontífice llegó ayer hasta el santuario del santo chileno, en Estación Central, para sostener una cita privada en la tumba del fundador del Hogar de Cristo.
En la cita, el Pontífice fue sorprendido cuando divisó en las primeras filas a varios ex compañeros de su paso por Chile. "Fue una conversación muy franca y de compañeros", explicó el rector del santuario, Jorge Muñoz.
"No tratamos el caso del obispo Juan Barros. En mi opinión, lo que tenemos que hacer es aprovechar la visita del Papa y tratar los temas como gente adulta, como el Papa espera que lo hagamos", agregó el provincial de la Compañía de Jesús en Chile, Cristián del Campo, consultado por un tema que ha marcado la visita papal. "Es un tema que tenemos que discutir con cariño por la Iglesia y escuchando a muchos laicos", agregó.
Según Muñoz, el jefe de la Iglesia Católica los instó a "seguir viviendo nuestra vocación".
La cita, que partió a las 16 horas con un show artístico en el frontis del santuario ubicado en Estación Central, estuvo marcado por mensajes ligados a las obras sociales que lleva adelante la Compañía de Jesús en el país.
"Este es el rostro verdadero de la Iglesia", afirmó el padre Mariano Puga en la explanada del recinto. Como uno más de los invitados a la ceremonia, el sacerdote afirmó que el tono del acto refuerza la idea de que "esta es la Iglesia de los pobres". Asimismo, destacó el perdón que pidió el Santo Padre por los abusos de sacerdotes en su visita a La Moneda.
A su ingreso a la explanada del santuario, luego de su reunión con los religiosos de su congregación, Francisco cautivó a cientos de beneficiarios de esas obras sociales, especialmente luego de probar sopaipillas que fueron repartidas entre todos los asistentes.
Francisco bendijo los alimentos que se consumirían en el encuentro: se ofreció té, mate y sopaipillas.
"Ojo que en la bendición no pedí que cayeran mal al hígado, porque tienen muy buen olor", bromeó. El Pontífice fue recibido en el lugar por el capellán del Hogar de Cristo, Pablo Walker, quien afirmó que el de ayer fue el encuentro de Francisco "con el Cristo pobre".
Lidia López, quien mantiene un comedor popular en Puente Alto junto a un grupo de matrimonios, tomó la palabra para destacar que "para nosotros la solidaridad no solo es dar algo material, sino también acompañar".