El peligro de las armas en el hogar
La semana pasada un menor de 15 años falleció de un disparo percutado por un compañero, hecho que debe llamar a una profunda reflexión. El temor a la delincuencia no puede transformarse en una excusa para adquirir armas, y si éstas ya existen, el llamado es a entregarlas a la autoridad competente.
Hace sólo una semana lo que parece haber sido un juego de adolescentes terminó en tragedia. Un joven alumno del Colegio Don Bosco que manipulaba un arma de fuego en su domicilio percutó un tiro, el cual impactó en la cabeza de un compañero que lo acompañaba, costándole la vida. El terrible acontecimiento golpeó a dos familias, por supuesto la del joven que falleció, que ahora debe reponerse de la pérdida, pero también a la del muchacho que disparó, quien enfrenta un proceso judicial y, peor aún, la carga de un hecho que, aunque accidental -todo sugiere que así fue- terminó con la vida a otra persona.
En el fondo de este penoso acontecimiento se esconde un tema que debe abordarse con mucha seriedad: la existencia de armas de fuego en los hogares.
El caso registrado la semana pasada así lo demuestra. El arma había pertenecido al abuelo del menor que disparó. Esta persona falleció y el arma quedó en el hogar, aparentemente sin las medidas de seguridad aconsejables, lo que facilitó su llegada a manos inapropiadas.
La presencia de armas en los hogares es, sin duda, una apuesta peligrosa, sobre todo si hay niños o menores en la familia y éstas no se conservan en condiciones seguras. Además se trata de una medida que en la mayoría de los casos no aporta seguridad a las familias, todo lo contrario incluso las puede transformar en un blanco para los delincuentes. Esto, porque es sabido que los ladrones las tienen consideradas entre los botines más valiosos que buscan en sus robos, pues fácilmente las pueden reducir o bien emplear en otros ilícitos.
Según Carabineros actualmente en la región existen alrededor de 1.400 armas registradas a nombre de personas fallecidas. Todas ellas, o la mayoría al menos, permanecen en los hogares, es decir, hablamos de 1.400 familias que en cualquier momento pueden verse golpeadas por una tragedia similar a la ocurrida la semana pasada.
El temor a la delincuencia no puede transformarse en una excusa para adquirir armas, y si éstas ya existen, el llamado es a entregarlas a la autoridad competente, en este caso Carabineros.