Estamos a 72 horas de la elección presidencial más conflictiva y polémica de los últimos 27 años en democracia. Ante este escenario y ad portas de la prueba de fuego es bueno repasar que nos ofrecen los principales candidatos.
Alejandro Guillier, como él mismo lo ha dicho, es la continuidad del gobierno de Bachelet y de su legado. En resumen, más retroexcavadora, más reforma tributaria desastrosa, más reforma laboral con aumento de la cesantía y más reforma educacional que no mejora la calidad de la educación y le quita libertad a los padres respecto a la enseñanza de sus hijos. Carolina Goic tuvo la valentía de levantar una candidatura aparte, incluso parlamentaria, reflejando con esto la imposibilidad de la DC de seguir perteneciendo a la NM, por las discrepancias insubsanables con el PC. Sin embargo, lo contradictorio es que ha seguido apoyando como senadora todos los proyectos de ley del Gobierno, razón por la cual no genera confianza en el electorado independiente.
Beatriz Sánchez y ME-O saben que no tienen ninguna posibilidad de estar entre las dos primeras mayorías. Por lo mismo, todo lo que prometen es fantasía imposible de hacerse realidad. El objetivo de ambos es negociar su apoyo a Guillier en la segunda vuelta, a cambio -según se dice- de un cargo importante de ministro para el eterno candidato del PRO y la Dirección de TVN para la periodista del Frente Amplio.
José Antonio Kast ha ganado credibilidad, porque es un candidato muy decente y bien preparado. Al declararse derechista y manifestar su apoyo público a las FF.AA. ha demostrado que no tiene complejos respecto a sus valores personales y eso es digno de destacarse. Lamentablemente, le resta sufragios en aquellos que votando siempre por la derecha, se empecinan en no reconocer que son de derecha.
Y hemos dejado para el último a Sebastián Piñera, porque es la única alternativa viable para que el país retome la senda del progreso y revierta todos los daños hechos a la economía por las malas políticas de gobierno, que nos tienen entrampados en un crecimiento económico mediocre, la perdida en forma importante del millón de puestos de trabajo que construyó su gobierno anterior. y con una sensación cada vez mayor de inseguridad frente a una escalada delictual.
Por lo mismo, que Piñera gana en segunda vuelta es algo que nadie pone en duda. Pero, cuidado, que a lo mejor tenemos una sorpresa y ni siquiera es necesaria esa segunda vuelta. De usted depende, usted decide.
Waldo Mora Longa
Exintendente Región de Antofagasta