Qué duda cabe, Antofagasta está siendo parte de un proceso migratorio, esta vez con acento latinoamericano. Nuestras actividades económicas y sistema educativo dan testimonio de ello, también nuestras poblaciones donde conviven nacionales y extranjeros.
Procesos de esta naturaleza, generan desafíos para el Estado (gobiernos nacionales, regionales y locales como las municipalidades), para el sector privado y la sociedad civil, en cuanto al marco legal, institucionalidad, políticas, planes y programas que permitan una adecuada gobernanza de ellos, como nos recomienda la Oficina Internacional de Migraciones, OIM.
En este contexto, la legitimidad legal y social del modelo de gobernanza del proceso migratorio que adopte un país, se ve influida por las percepciones que la comunidad tenga sobre la migración, pues ellas inciden y son consideradas por quienes toman las decisiones que permiten configurarlo.
¿Y cuáles son ellas? A nivel nacional, la Encuesta Bicentenario 2017 (Universidad Católica de Chile-GFK), nos señala que el 84% de los encuestados cree que existe conflicto entre chilenos y migrantes en Chile, de los cuales 38% piensa que existe un gran conflicto. Por su parte el Barómetro de Antofagasta 2017 (UCN, Instituto de Políticas Públicas-MORI), indica que el 57% de los encuestados considera que el impacto de la migración ha sido malo y muy malo y solo el 38% bueno y muy bueno. Percepciones, grandes desafíos.
Desde el Gabinete Regional por la Interculturalidad y el Consejo Ciudadano sobre esta materia de Antofagasta, decidimos abordar estas percepciones, a través de diferentes acciones, una de las cuales consiste en la realización de cursos sobre migración e interculturalidad.
Hace un mes terminamos con éxito un primer curso dirigido a 32 funcionarios públicos de 25 instituciones diferentes. Ahora en noviembre iniciamos una nueva versión para 30 dirigentes sociales.
Debemos apoyar a nuestros dirigentes vecinales para que podamos juntos comprender el actual proceso migratorio en todas sus dimensiones y para que cuenten con herramientas para abordarlo en sus comunidades, a fin de avanzar en interculturalidad, que no es otra cosa que una buena y sana convivencia, que permita fortalecer nuestra cohesión social. Para ello, es necesario tender puentes y no levantar muros.
Víctor Flores Dañobeytía
Seremi de Gobierno Región de Antofagasta