Compromiso con el Norte
Los sueños provincianos y el peregrinaje capitalino de Andrés Sabella lo llevaron a una convicción: su compromiso con el Norte debía traducirse en obras. Wladimir Weidlé, en tiempos de la juventud de Sabella, se refería a las motivaciones literarias europeas a partir del contraste entre las grandes capitales y los diminutos poblados que acogían artistas. Weidlé advertía que "La provincia como tal, independientemente del retorno a la tierra propiamente dicho, atrae a los novelistas que buscan mundos cerrados y seres con una personalidad bien definida…" Aquí, el Norte, reunía aquellas condiciones.
Estas preocupaciones fueron comunes a los creadores del momento. Las búsquedas e innovaciones en procura de la originalidad, se sucedían. En este contexto cultural la "nortinidad" se abrió camino. Toda búsqueda se relaciona con un proceso inconcluso y una compensación pendiente. En este ámbito la "nortinidad", complemento espiritual cedido en gratuidad equivale a la retribución, por lo que en el tiempo fuera vivenciado con intensidad y enjuiciamiento como lo más representativo de las tierras nortinas que acogieron a hombres dispuestos a forjarse un futuro en ellas. Una "retribución" que, consciente de lo relativo, pretende ir más allá en la expresión de los afectos. En ese finis terrae que, entonces, era el Norte, hasta el concepto de "patria" era relativo. Como ejemplo, a la memoria asoma el escritor Settembrini (La montaña mágica), que se permite describir el Sanatorio Internacional Berghol, donde muchos pacientes iban a morir, como "nuestra patria", considerando que la muerte es "un complemento, una condición sagrada de la vida".
Una correcta apreciación requiere dos observaciones temporales que lo validan en el entorno nacional: las ideas de Emilio Vaïsse circularon en momentos de total predominio del criollismo literario; Sabella fue escritor formado en el contexto del criollismo y neocriollismo, pero la crítica lo adscribe a la Generación de 1938.
Osvaldo Maya C