Hasta ayer, el gobierno mexicano confirmaba que el terremoto de 7,1 grados registrado el martes dejaba un saldo de 273 víctimas fatales, más miles de heridos y un serio daño en una enorme cantidad de construcciones.
Ese país, al igual que Chile, padece de manera continua los embates de este tipo de fenómenos naturales. Nada puede hacerse, salvo estar prevenidos, generar construcciones antisísmicas y una cultura que aliente la preparación de la población.
Ciertamente es doloroso lo ocurrido en ese país de Norteamérica. México es una nación que los chilenos sienten muy cercana, por compartir la lengua, por el impacto cultural que ha tenido en la nuestra, a través de distintas manifestaciones artísticas y porque ha sido destino de miles de compatriotas en distintos tiempos y por muchas razones.
Los resultados de lo anterior son palpables en distintas dimensiones de nuestra cotidianeidad. México ha estado siempre cerca de Chile.
Por lo anterior, no ha sido extraña la rápida reacción chilena y antofagastina para mostrar su solidaridad concreta ante lo acontecido.
A la zona del sismo ya viajó un equipo de rescatistas integrado por cuatro antofagastinos y un experto de Calama, quienes prestarán su auxilio y competencias en la búsqueda de las personas que continúan desaparecidas.
Tampoco son los únicos profesionales. Muchos otros también se han dirigido a tierras aztecas con los mismos fines.
Caso especial son los bomberos locales, quienes tienen una actitud generosa y comprometida para con el prójimo. Debe recordarse que, durante los incendios forestales del verano pasado, también viajaron miles de kilómetros para ofrecer su esfuerzo.
Cuestiones como ésta son un ejemplo y aliciente para la solidaridad que siempre debemos manifestarnos entre personas. Que desde el dolor aparezca también la esperanza nos retrata en relación con las mejores cualidades que las personas poseemos y que, en general, debemos cultivar. Regalos como los señalados son un potente sentido para las vidas y generadores de un positivo efecto multiplicador.