Oportunidades para la reinserción
Entender las causas por las cuales se comete un delito resulta una tarea nada fácil; desde la simple voluntariedad, motivaciones económicas, sociales o, simplemente, por haber crecido en un entorno en el cual el delito no resulta reprobado socialmente.
Esas son algunas de las hipótesis que se pueden manejar y, sin entrar a dicho debate, lo que queda claro es que existe una clara relación entre el consumo de drogas y la delincuencia.
Hace poco asistimos a la conformación del Comité Asesor para la Reinserción Social, una instancia que reúne a representantes del mundo público, privado y de la sociedad civil con el objetivo de diagnosticar el estado actual de los programas y planes con que cuentan los distintos organismos para crear una política clara de intervención y mejorar los índices de resocialización.
En este contexto la Defensoría Penal Pública desde sus inicios ha incursionado en todas aquellas veredas que tengan por fin brindar a los usuarios del sistema una posibilidad cierta de retomar su vida tras la privación de libertad, especialmente cuando su conducta criminal ha estado vinculada al consumo problemático de drogas.
Desde ese punto de vista es entender necesario comprender que tanto el aumento de la criminalidad, como la disminución de ésta, no se pueden asociar a un solo factor. Por ello el desafío de la prevención, y posteriormente la reinserción, abarcan procesos multidisciplinarios que deben necesariamente ir de la mano con políticas sociales que incluyan acciones de prevención, mayor incentivo a otras disciplinas y espacios donde desarrollar deportes y recreación cultural además de políticas comunitarias capaces de entregar apoyo y orientación, para así tener un respaldo adicional o, al menos, algún tipo de orientación en momentos que resultan tan delicados en la vida de una persona que está sujeta permanentemente al abuso de drogas y, por ello, a una permanente exclusión.
Con esta mirada y como fiel reflejo de su compromiso institucional que se extiende desde la primera señal de investigación hasta el efectivo cumplimiento de las penas, la Defensoría Regional asumió el desafío de aportar a los privados de libertad un espacio de desarrollo personal, particularmente a quienes habitan el módulo 88 del Complejo Nudo Uribe.
Allí están recluidos los gays, transexuales y travestis, una población no siempre visible en las políticas de reinserción, para revertir eso, la Defensoría postuló un proyecto al Fondo Nacional de Desarrollo Regional el que fue aprobado y será prontamente ejecutado.
Gracias a éste tanto la institución como la población beneficiara se darán un espacio de crecimiento mutuo en la puesta en vigencia de un desafío mutuo, que no es otro que trabajar hacia la implementación real de iniciativas para la reinseción.
Defensora regional
de Antofagasta
Loreto Flores