El gobierno decidió iniciar el trámite de una nueva reforma previsional, una acción absolutamente necesaria para el futuro del país, toda vez que son conocidos los problemas que enfrentan quienes entran a su proceso de jubilación.
No obstante, la iniciativa plantea dudas. Se contempla una reforma constitucional que crea el Consejo de Ahorro Colectivo, un organismo autónomo, de carácter público. Otro proyecto creará el Nuevo Ahorro Colectivo, que provendrá de una nueva cotización de 5% de la renta imponible (progresivo en el tiempo), que será con cargo al empleador en el caso de los trabajadores dependientes y de los propios trabajadores en el caso de los independientes.
En régimen, tres puntos porcentuales ingresarán a una cuenta de ahorro personal, propiedad de cada trabajador, y los dos puntos restantes se abonarán a un Fondo de Ahorro Colectivo que beneficiará con solidaridad a todos los afiliados, independiente de su nivel de ingreso. Un tercer proyecto modificará el marco regulatorio de funcionamiento de las AFP.
¿Es necesario crear un nuevo estamento público para administrar esos recursos? Aquí queda la impresión que la necesaria propuesta del gobierno cedió a las demandas de la calle para dejar fuera a las AFP. ¿Lo han hecho mal las administradoras?
El problema de las pensiones tiene que ver con la cantidad de recursos que se ahorran y los chilenos ahorramos porque el problema es profundo. Los sueldos son bajos, las lagunas previsionales son reales y eso no es responsabilidad, ni culpa de las AFP. En lo fundamental, se trata de un asunto de dinero, no de quien rentabiliza esos recursos.
Y aunque el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, comentó respecto al efecto al empleo que pudiera existir con el nuevo marco legal -se estima que afectaría en un rango de entre 2.200 y 394 mil puestos de trabajo-, ello parece de toda lógica, considerando que contratar será objetivamente más costoso.
Aun así, la reforma aumenta el ahorro y el PIB en el largo plazo y debe entenderse como una cotización de seguridad social. Chile avanza en el sentido correcto, pero el debate debe ser primero económico.