El Gobierno ruso negó ayer que su Presidente, Vladimir Putin, y el Mandatario estadounidense, Donald Trump, tuvieran un encuentro "secreto" en la reciente Cumbre del G-20, imitando la estrategia de Washington de enfriar el asunto.
Desde Moscú, eso sí, informaron que los líderes conversaron, brevemente y durante la cena, sobre la política de adopción que sostienen entre ambos países. El 2013, en respuesta a la Ley Magnitski, que permite a al Gobierno norteamericano imponer sanciones a ciudadanos rusos considerados responsables de violaciones de derechos humanos, el Kremlin prohibió que los estadounidenses adopten niños rusos.
"Solo puedo confirmar que este tema de verdad se debatió, no puedo decir nada más", dijo el portavoz de Moscú, Dmitro Peskov, al ser consultado por el tema. El propio Trump, en una entrevista al New York Times, confirmó la versión rusa, señalando que habló con Putin durante unos 15 minutos durante la cena del G-20, asegurando que la conversación consistió "más que nada en cumplidos" y que abordaron el tema de la adopción.
Por otro lado, según el hijo mayor de Trump, Donald Trump Jr., ese fue el asunto del que habló con la abogada rusa Natalia Veselnítskaya en la polémica reunión de junio de 2016, en la que supuestamente esperaba recibir información perjudicial para la entonces candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton.
Fiscal quiere seguir
El Fiscal General de EE.UU., Jeff Sessions, aseguró que tiene intención de continuar en su puesto "siempre y cuando sea apropiado" y a pesar de las criticas de Trump, quien el miércoles le recriminó su decisión de apartarse de la investigación rusa. "Tengo el honor de servir como Fiscal General. Es algo que va más allá de cualquier idea que hubiera tenido para mí mismo. Nos encanta este trabajo, amamos este departamento y pienso seguir ejerciéndolo.