No cabe duda que la delincuencia en Chile se ha convertido en un tema de discusión nacional, al punto que es materia prioritaria para el Estado y los sucesivos gobiernos. El temor al delito es materia de debate habitual para quienes desean dirigir la primera magistratura y habitualmente es una de las principales preocupaciones de la población.
No cabe duda de que la delincuencia tiene una fuerte componente política, al tener enormes efectos en la población, los que superan largamente la victimización y sensación de temor.
Uno de estos resultados es el costo que el fenómeno tiene. Crímenes, heridos, daños a la propiedad pública y privada y naturalmente enormes gastos en prevención. Cercos, cámaras de seguridad, contratación de guardias, software de distinto tipo, entre otros, que exigen millonarios desembolsos cada año.
Un ejemplo de lo anterior lo registró el Instituto de Políticas Públicas de la UCN, con la segunda publicación del informe "Cuán Sustentable es La Región de Antofagasta", que mide el costo económico del delito a escala regional para el período 2000-2015 (último año del cual se tienen registros).
Y los resultados son sorprendentes. A pesar que los delitos contra las personas y la propiedad han experimentado una tendencia decreciente, durante el período 2010-2015, el gasto en seguridad sigue al alza.
Con todo, si el año 2010 las personas y el sector privado desviaban recursos hacia gastos defensivos por poco más de $74 mil millones, en 2015 este ítem superaba los 80 mil millones de pesos. Esto implica un alza de 7,3% para el quinquenio.
Así las cosas, el gasto defensivo en la Región de Antofagasta llegó a un aproximado de US$234 millones de dólares en 2015, un monto que casi duplica los recursos invertidos anualmente por el Fondo Nacional de Desarrollo Regional de Antofagasta.
El asunto es inquietante por lo que hoy está ocurriendo y por los esfuerzos que, en particular las personas, están haciendo para defenderse. Se trata de dineros que bien podrían invertirse o gastarse en otros ámbitos, pero mientras no resolvamos la alta sensación de temor, esto se aprecia muy difícil.