Políticas para la felicidad en Chile
Debemos también ser categóricos y asumir que el país ha avanzado enormemente durante las últimas décadas y requerimos acelerar este desarrollo. El asunto no es baladí. En realidad, el indicador bien podría ser uno de los tantos termómetros de nuestra exigente sociedad, en ocasiones tan obnubilada por el mero consumo y sus derivados.
Tres de cada diez chilenos se declaran satisfechos con su bienestar personal, de acuerdo a la segunda versión del Índice de Bienestar 2017. Aunque la cifra es relativamente similar al año anterior, hay un leve deterioro de las percepciones.
El estudio realizado por Salcobrand, la Clínica Universidad de los Andes y GfK Adimark, mide las dimensiones de salud, finanzas y estilos de vida y reveló a favor que las personas se manifiestan más a gusto consigo mismas: Un 41% se siente querido, un 30% se declara una persona feliz y un 23% dedica tiempo para recrearse con su familia, amigos y/o pareja.
En lo grueso, asombra que los habitantes de la zona sur, muestran una mayor satisfacción de bienestar personal: 47% en Concepción/Talcahuano y 59% en Puerto Montt. Por ejemplo, los habitantes de Puerto Montt son los que declaran mayor satisfacción en todos los aspectos evaluados, mientras en nuestra ciudad, las personas declaran una baja satisfacción con el bienestar personal.
Tan solo un 13% se declara satisfecho.
En tanto, la salud, el trabajo y las deudas siguen siendo las tres mayores preocupaciones de los chilenos. El 48% de las personas declara que la salud es la principal preocupación, quedando el trabajo y las deudas en un 30% y 33% de las menciones, respectivamente.
Es curioso que Chile no tenga políticas, ni discursos respecto a la felicidad de la población. La clase política -ni siquiera los candidatos- parecen manifestarse respecto a uno de los principales anhelos de la gente: Su satisfacción y beneplácito personal y grupal.
Aún así -y esto es igual de singular- debe recordarse que Chile es el país con la gente más feliz de Sudamérica, según lo precisa el Informe Mundial de la Felicidad de la ONU que concentra las experiencias de 155 países, aportadas por mil ciudadanos de cada nación.
El resumen es que hay un mayor grado de satisfacción considerando indicadores como salario, salud, seguridad social, libertad y percepción de corrupción.
El asunto no es baladí. En realidad, el indicador bien podría ser uno de los tantos termómetros de nuestra exigente sociedad, en ocasiones tan obnubilada por el mero consumo.