"El Gaviota"
En cada oficina salitrera, había un club deportivo. En cada una de estas unidades instaladas en medio del desierto, los trabajadores una vez terminada sus faenas, se organizan para jugar a la pelota. Los fines de semanas en viejos camiones, en tren o simplemente a pie, se desplazaban de una oficina a otra, para competir. Había que ser duro para jugar. El suelo salitroso obstaculizaba el desplazamiento. Y ni que hablar de aquel que caía al suelo. El arquero era quien más sufría. La cancha podría tener las dimensiones más grandes que se pudiera imaginar. Los arcos eran productos más de la imaginación que a otra medida exacta.
En esas canchas creció la fama de la "Gaviota" Luján. De estatura regular, pero duro. El apodo se lo había ganado por los saltos que daba cada vez que los recios defensas del equipo contrario les querían quitar el balón. Además era rápido. Nadie sabía de donde había aparecido este hombre pequeño y de pocas palabras. Además a quien le importaba. A veces sólo bastaba el apodo y ya. El pasado como el futuro era algo que estaba por verse. Sólo contaba el día de hoy. Los hombres y mujeres de la pampa, carecían de esos atributos. Mañana, un dinamitazo mal ejecutado podía terminar con su vida. O en otros casos, la represión de los salitreros en conjunto con la policía como ocurrió en La Coruña, ese junio de 1925.
El "Gaviota", era más bien retraído. No conversaba mucho. Tampoco se juntaba con sus compañeros a beber ese vino que el chino Lozán vendía clandestinamente. Pero cuando se vestía de corto, se alzaba sobre las canillas esos calcetines que pretendían ser medias, cambiaba. Era como si un calor se le metiera por su reducido cuerpo. Al tercer día de haber llegado a la Oficina, se alistó en el equipo. Cuando tomó la pelota, amasándola sobre esos duros botines, el resto de los players, entendió que el calladito del Luján, era un crack. No faltó, el escéptico... Nadie presagió, que Luján, era juguetón y ágil como una vizcacha. No faltó quien bautizó como "Gaviota" a Luján.
Bernardo Guerrero Jiménez