Gamaliel
Un día, Arcadio Castillo, entonces, en nuestro diario, nos invitó a su casa, rodeando su gentileza con algún misterio:
-Estarás, no te imaginas con quienes… Te agradará lo que preparé para mis amigos.
Fuimos a su casa, por cumplir con su bella amistad y para salir del "qué será" de su tentación. Golpeamos a su puerta, imaginando que podría recibirnos un ciclón. Nos recibió un caballero sonriente que se apresuró a revelarnos:
-Lo esperaba. Ya voy para dos horas, cantando…
Era Gamaliel Guerra Seura. Nos abrazamos. Pensé que en ese minuto, abrazaba a Mejillones romántico y a mí amada Antofagasta de la adolescencia.
Pronto, Arcadio insistió:
-Falta todavía a quien no calculas para escuchar a Gamaliel… Llegará de un momento a otro.
Y llegó… ¡el Arzobispo Carlos Oviedo Cavada!
Sonriendo, como acostumbra Monseñor, fue recibido por todos y Gamaliel lo hizo, cantando, al momento, "En Mejillones yo tuve un amor". La fiesta familiar se engrandeció. Arcadio realizó, aquella vez, una velada feliz.
Recordamos que Gamaliel se traduce así: "Dios me ha hecho bien".
Y, en verdad, Dios fue con el prodigó y generoso. Gamaliel poseía simpatía natural, coraje para vivir y talento musical, que probó con canciones memorables, como "Antofagasta dormida" que, en cierta medida, le dio a nuestra ciudad una especie de triste distinción: una ciudad en sueños…
Guitarra en mano y entre brindis y bocados, Gamaliel, que pasó a la historia musical chilena con el nombre de Gamelín Guerra, cantó siete veces "En Mejillones yo tuve un amor".
Seguramente, en esas amadas playas de Mejillones, su "linda rubiecita, ojos de verde mar" lo encontrará. Seguramente…
Qué aquel amor perdido y la noche de Arcadio coloquen una rosa en su memoria.
N. del E. Esta LINTERNA DE PAPEL, escrita por Andrés Sabella, fue publicada en El Mercurio de Antofagasta, a cinco días del fallecimiento del artista, ocurrido en Santiago el 22 de junio de 1988.
Hoy la reproducimos como homenaje a los 111 años del nacimiento de Gamelín Guerra.
Andrés Sabella