C. Castro Orozco
Inmigración y campamentos son dos realidades que en Antofagasta y la región caminan de la mano, y así lo confirmó un estudio dado a conocer esta semana por la Fundación Superación de la Pobreza, el cual estableció que más del 60% de las personas viven en estos asentamientos son extranjeros, en su mayoría jóvenes.
El aumento exponencial de estos barrios en Antofagasta es una realidad asumida por la mayoría de los antofagastinos, no obstante, quienes viven en estos pequeños caseríos colgados de los cerros deben esforzarse día a día para obtener servicios mínimos comunes para el resto, como agua potable, porque pese a estar ahí, muchas veces son invisibles.
Pero más allá de esta complicación, y muchas otras, el ambiente es de optimismo, incluso de gratitud por lo que Antofagasta les regala.
Un grupo de vecinos de diferentes campamentos hablaron con este Diario de sus vivencias, de lo que encontraron en estos asentamientos y de los sacrificios que asumen a diario. Porque en los campamentos cada familia tiene una historia para contar, y algunas estremecen.
Dibujar para olvidar el dolor
Tal vez la casa de la señora Beatriz sea la que ostenta una de las panorámicas más privilegiadas de la ciudad que se puede apreciar desde el campamento "Vista Hermosa", nombre que honra la ubicación de aquel modesto inmueble. No obstante, la historia tras esta mujer es también de dolor. Beatriz Muñoz (59) trabajaba como asesora del hogar y vivía junto a una pareja desde hace 20 años. Pero ésta, después de heredar una pequeña fortuna en el sur del país, se fue. Actualmente la mujer vive sola, sin más entretención que una vieja radio a pilas. Sin embargo, cuando no tiene que bajar al Hospital Regional a realizarse exámenes, dibuja todo el día, llenando cuadernos enteros con pequeños patrones de frutas, mandalas o flores. "Es mi mayor distracción. En la mañana despierto, rezo y me pongo a dibujar. Así me la paso todo el día, todos mis días", dijo.
Una familia que apuesta por sus hijos
Javier Erices es chileno y su pareja, Virginia Calderón, boliviana. Tienen tres hijos de 17, 13 y 9 años. La familia vive en los faldeos de un campamento ubicado en el sector norte, sin embargo, es poco el tiempo que tienen los cinco para estar juntos, ya que tanto el padre como la madre trabajan durante todo el día. Por eso ven a sus hijos apenas unas horas después que regresan a casa pasadas las 7 de la tarde. "Los niños se van a la escuela muy temprano y después nosotros nos vamos al trabajo. Pero al final este esfuerzo tendrá sus resultados, porque nuestros hijos son esforzados. El mayor sueña con ser futbolista y cada día entrena para ser el mejor", cuenta el padre de familia, Javier Erices. La pareja contó que viven hace tres años en el campamento debido al alto valor de los departamentos. Ahora se encuentran postulando a un nuevo hogar que les permita dejar su ubicación en el campamento.
Una vida llena de prejuicios, pero no de peligros La pesadilla de la violencia y la compleja decisión de emigrar
"Uno debe preguntarse cuáles son los patrones
que nos llevan a excluir a todas estas personas"
El ministro de Desarrollo Social, Marcos Barraza, en su visita a Antofagasta se refirió a los resultados del estudio realizado por la Fundación Superación de la Pobreza, el cual mostró que en la región se da un fenómeno particular respecto a los indicadores de pobreza por ingresos, versus la pobreza multidimensional y el creciente número de familias viviendo en campamentos.
A diferencia de otras regiones, en Antofagasta el 60% de las personas que vive en campamentos son jóvenes extranjeros...
-Este estudio confirma información previa, como la entregada por la encuesta Casen 2015, que evidenció que los campamentos son bien dinámicos en términos de su conformación.
Históricamente las personas que vivían en campamentos estaban asociadas a una situación de extrema pobreza o vulnerabilidad social, sin embargo en el presente el perfil es un poco más heterogéneo.
Incluso hay profesionales viviendo en los campamentos, y ahí uno tiene que preguntarse cuáles son los patrones de convivencia que llevan a excluir a las personas, tanto en lo cultural (...) como también en lo material, porque el valor del suelo en esta región es muy caro, y eso hace que haya especulación inmobiliaria. Con esto se impide que exista una construcción de viviendas consistente con las necesidades.
¿Comparativamente, hay más presencia de familias extranjeras en los campamentos de la región?
-Los estudios reflejan que en campamentos residen comparativamente respecto de otras regiones, más personas migrantes. Porque además hay un porcentaje de incidencia mayor de población migrante latinoamericana en la segunda región respecto de lo que ocurre en otras regiones.
Siempre el universo de personas migrantes es mayor en al Región Metropolitana, no obstante en el último tiempo se ha incrementado en las regiones de Atacama y Antofagasta.
El tipo de pobreza en Antofagasta es distinta a la que existe en otras regiones del país...
- Por lo mismo como Ministerio de Desarrollo Social creamos el concepto de pobreza multidimensional, que nos permite entender el bienestar y la calidad de vida de las personas y las familias no asociado exclusivamente a su nivel de ingresos.
El concepto de pobreza multidimensional aborda educación, salud, trabajo y seguridad social, vivienda, donde está considerada la habitabilidad, el estándar y también la cohesión y redes sociales.
Con una lata de cerveza para refrescarse del intenso calor del mediodía, Williams Cuero (35) atraviesa un promontorio de rocas para llegar hasta su modesta vivienda, en el campamento "Luchando por un sueño". Allí lo espera su pareja Liana Biafará, quien en un mes dará a luz a Juan Sebastián, el primer hijo de la pareja. Por este motivo, Williams deja su casa todos los días en la madrugada para ir a su trabajo, en Paisajismo Cordillera, donde se encarga de mantener el aseo de la ciudad. "Aquí se carga con el estigma del inmigrante peligroso. Pero uno se acostumbra y ya no nos importan las opiniones. Lo que importa es que hay paz, que somos gente trabajadora y que nuestro Juan Sebastián crezca en un ambiente seguro", cuenta Williams, quien junto a su pareja provienen de la ciudad de Cali, Colombia.
Todo la decoración al interior de la casa de los Muslera Majin gira en torno a una imagen colgada en la pared, la cual está rodeada de flores. Se trata del retrato de un joven militar, quien era el hijo mayor del matrimonio. Sigifredo Muslera y Ana Fidelia llevan más de 40 años casados y están viviendo en el campamento 'Vista Hermosa' junto a sus tres hijos, dos nietas, un perro y una gallina.
Llegaron a Chile después de perder a su hijo mayor (el joven del retrato) Harrison René Muslera, quien pertenecía al Ejército de Colombia y fue acribillado a sus 21 años por una pandilla en su país natal. "Se dice que se vive mal en los campamentos, pero por Dios que hay seguridad. Hay casos aislados de violencia o robos, pero aquí se vive en paz. No quiero perder a ningún hijo más", dijo Ana Fidelia.