El costo del cambio climático
Las transformaciones del clima están obligando a los distintos actores públicos y privados a invertir en prevención y otra forma de hacer las cosas. Naturalmente, por el pequeño tamaño de nuestra economía e impacto ambiental, los chilenos tenemos poco que hacer, salvo mostrar un modelo, un camino a otros y tomar las providencias del caso.
César Benítez, seremi de Obras Públicas de nuestra Región, fue enfático al afirmar que el factor climático se ha transformado en una preocupación constante en la región, afectando en corto tiempo a varias comunas de la zona y obligando a reformular planes para dar respuesta a las emergencias.
Efectivamente el clima, y las lluvias en particular, se han transformado en uno de los grandes enemigos del Ministerio de Obras Públicas y de la infraestructura pública privada en los últimos años en la región. Por lo pronto, pueden recordarse las acaecidas el 9 de agosto de 2015 que provocó aluviones y cinco víctimas fatales en Tocopilla; las del 25 de marzo de ese mismo año en Antofagasta y Taltal y la última el 13 de mayo de este año que afectó el camino entre Taltal y la capital regional.
Todos los expertos han sostenido que estos casos se vinculan al fenómeno de cambio climático que afecta al mundo y que en nuestra zona se traduce en la ocurrencia de precipitaciones anormales.
Esto, en la práctica, ha obligado al MOP a destinar $46.580 millones a tareas de normalización y reparación de rutas e infraestructura afectada en los últimos tres años. A esa cifra hay que agregar los $1.100 millones que, se estima, demandará la reparación de los daños provocados por el último frente de mal tiempo que afectó a Taltal.
Si se suman las inversiones realizadas en las piscinas aluviales de la capital regional, Taltal y Tocopilla, entre otras, se entenderá que las exigencias económicas son enormes. Lo mismo si se consideran los esfuerzos que los privados deben hacer, esto es empresas y familias.
Pero más que eso, las modificaciones del clima están transformando nuestras acciones y cultura, considerando los peligros que están en ciernes.
Naturalmente, por el pequeño tamaño de nuestra economía e impacto ambiental, los chilenos tenemos poco que hacer, salvo mostrar un modelo, un camino a otros y tomar las providencias del caso.
Las precipitaciones son apenas uno de los muchos efectos que el fenómeno tendrá: aumento del nivel de los mares, migraciones, temperaturas, entre otros.