Hasta el día de hoy todos llaman a las próximas elecciones presidenciales ,pero, si uno escarba un poco sobre la superficie de la frase se podrá dar cuenta que en realidad la madre de las batallas son las parlamentarias. Dando así las presidenciales, inconscientemente, por resueltas.
Partidos que a duras penas lograron refichajes mínimos para tener existencia legal se han transformado en propietarios de los procesos políticos, con un entusiasmo propio de quien pasó mucho susto en la eventualidad de quedar, formalmente, fuera del escenario donde se juega realmente el futuro si uno se atiene a las frases que se espetan con ánimos guerreros instalados en un olimpo que no es tal.
Los partidos han asumido que los escenarios políticos se construyen a la misma velocidad con que ellos lanzan frases asumiéndose poseedores de mercados políticos cautivos, olvidando sus angustias en el proceso de refichaje, y asumiendo que a la sola arenga, del encargado de turno, las fuerzas sociales en ese momento transformados en electores individuales, les seguirán en su entusiasmo verbal como calcetineras tras el rockstar de turno.
Así, amenazas de caminos propios ,cortos o largos, el fin de alianzas de largo aliento, se han transformado en el pan de cada día asumiendo que nosotros despertamos todos los días esperando sus iluminadas instrucciones para ir, a bandazos, de uno a otro lado como sujetos capaces de abstraernos de una historia, de un ser político de larga trayectoria, olvidando que parte fundamental de la crisis por la cual atravesamos es responsabilidad de ellos sin preguntarse ahora porque nosotros tendríamos que ser parte de sus decisiones y seguirles en sus opciones que, muchas veces, lejos de ser políticas son personales.
Ojo, los ciudadanos, ese día transformados en el soberano, todavía tenemos votos a nuestra disposición y también podríamos darnos el gusto de votar, como lo han hecho ellos, en primera o segunda vuelta, o votar por un presidencial y un parlamentario de otra lista o sencillamente no votar ni en primera ni en segunda, porque nosotros tenemos el privilegio de sostener el lápiz, quizás, a mucha distancia de lo que ustedes deciden, entre ustedes, todos los días a punta de frases para el bronce o pa' la tele.
César Trabucco
Sociólogo y académico Universidad de Antofagasta