"Nosce te ipsum" (conócete a ti mismo)
En la historia, hay muchos factores que se resaltan para explicar los cambios.
Las victorias de Napoleón; considerando la influencia que eso tuvo en el mundo y en Chile a través del código civil; las implicaciones que tuvo el "baby boom" norteamericano; ese incremento de la natalidad entre 1946 y 1964; a nivel económico, social y cultural son ejemplos entre varios que nos subrayan la importancia del elemento demográfico a la hora de estudiar las sociedades.
Es fundamental saber cuántos somos en Chile, cómo se distribuye y cuáles son las características de la población: edad, profesión, medios de transporte utilizados, condiciones de viviendas.
Igualmente, es importante conocer las tasas de natalidad y fecundidad.
Esta última debe ser superior a 2,1 por mujer (cifra extrañísima) para que las generaciones puedan renovarse.
Muchas veces los países desarrollados tienen tasas muy bajas, y sin duda Chile conocerá esa dinámica. De ahí la importancia peculiar de la tan vilipendiada emigración. Si existen lógicas irresistibles, eso no impide que puedan regularse. Pero para eso se necesita un censo.
Información para poder tomar decisiones adaptadas a la colectividad, definir eficientemente políticas públicas. Para hacer, en pocas palabras, política de verdad, en el sentido de gestión de la "polis", de la comunidad, no en el sentido de saber quién va o no "a la primaria".
Hoy, nosotros corremos el riesgo que dos censo consecutivos sean un fracaso. Irónicamente, eso también constituirá una información importante.
doctor en Ciencias Políticas
Cristian Zamorano