La baja del cobre y los posteriores ajustes en las empresas mineras, sobre todo en cuando a la desvinculación de personal y recortes en servicios manejados por contratistas, cambiaron drásticamente la estructura del empleo en la Región de Antofagasta.
La última medición realizada por el INE arrojó una tasa de desocupación del 6,8% para el período diciembre-febrero, que significó una baja de 0,3% con respecto al trimestre anterior.
Si bien la cifra está sobre el promedio nacional de 6,4%, Antofagasta se alejó de las regiones con alto desempleo como Tarapacá (8,9%), La Araucanía (8,7%) y Atacama (7,9%), pero en el análisis más detallado quedan en evidencia los efectos que aún sigue provocando la caída del metal rojo en la minería, principal fuente productiva de la Segunda Región.
El problema -al observar el informe trimestral del INE- pasa porque creció en forma significativa la categoría de 'trabajadores por cuenta propia' (16,2%) , lo que incidió en el aumento de los ocupados, ya que también engloba al personal de servicio, familiar no remunerado y empleadores, con 62,8%, 70,9% y 1,8%, respectivamente.
El primer análisis evidente es que no están aumentando los asalariados, pero sí los trabajadores que están pasando la crisis con emprendimientos propios, a veces ligados al comercio callejero, lo que los técnicos denominan una 'precarización del empleo'. O sea, no tienen todas las condiciones de seguridad social, previsional y estabilidad como aquellos trabajadores que reciben un sueldo todos los meses.
Los expertos están preocupados por las cifras regionales y nacionales, porque no están aumentando los puestos del trabajo y esta señal resulta evidente por la sostenida alza del empleo por cuenta propia.
La economía en definitiva no está creciendo, lo que queda reflejado en los indicadores de empleo actuales.Este último antecedente resulta decisivo para advertir que el país sigue desacelerado y la caída del cobre golpeó los cimientos de todo el aparato productivo.