Cristian Castro Orozco
Cuando a Juan Cvitanic, que tenía 104 años, sus más cercanos le preguntaban ¿cuál es el secreto para alcanzar su edad y vivir sin problemas de salud?, sin cavilar, y con la rapidez mental que le caracterizó hasta su último momento respondía: "llevar una buena alimentación y beber su buen vaso de whisky todos los días".
Quien fue hijo ilustre de Antofagasta, el conductor más longevo de Chile (con su licencia al día) , ávido piloto y amante de la cultura e historia nacional dejó de existir ayer a tempranas horas. Según relataron quienes estaban a su alrededor "se fue en el sueño".
No obstante, su lucidez la mantuvo hasta el final. El exsenador Carlos Cantero, quien formó parte del círculo íntimo de Cvitanic, comentó que la última vez que lo vio el pasado 1 de marzo, le obsequió un libro que leyó de inmediato y "sin lentes".
"Una de las cosas que siempre me sorprendió de Juan es que nunca ocupaba lentes de lectura, considerando que era un hombre centenario. Además siempre fue bueno para las 'tallas' (bromas) y hablar con él era genial. Ahí te dabas cuenta que su edad era sólo cosa de fechas, pero no de actitud y de estado físico", afirmó Cantero.
Vida
Literalmente y tal como escribiera Piero, Juan Cvitanic Harasic creció con el Siglo XX. El antofagastino llegó al mundo un año después de que el Titanic se hundiera en el Atlántico y un año antes de que Alemania, Europa y prácticamente todo el orbe entraran en la Primera Guerra Mundial.
Fue exactamente el 15 de agosto de 1913, en la casa de sus padres ubicada en ese entonces en la actual intersección de calles Maipú y Latorre en donde este futuro piloto civil realizó su primera hazaña. Nacer.
De ahí en adelante fue una relación de competencias deportivas y estrecha unión con la historia. Estudió en el Liceo de Hombres y siendo apenas un adolescente representó a su colegio en pruebas atléticas contra otros talentosos jóvenes antofagastinos, entre quienes figuraban los hasta entonces desconocidos Andrés Sabella Gálvez (poeta) y Radomiro Tomic Romero (político y candidato a la Presidencia en 1970).
Hijo de Simón Cvitanic, un marinero mercante, y de Antonia Harasic, ambos nativos de la célebre isla croata de Brac (en donde también nació Dr. Antonio Rendic) el joven Juan desde pequeño sintió la pasión por volar.
Sin embargo, este anhelo chocó contra los deseos de su padre, por lo cual finalmente egresó de contador general.
Su pasión no fue apagada por las circunstancias. Aprendió a pilotear y en 1944 (a los 30 años) se convirtió en el primer aviador civil en hacer un viaje al extranjero, volando desde Antofagasta hasta Guayaquil, Ecuador. Allá fue recibido por el Presidente de esa nación, José María Velasco Ibarra.
"Él se dedicó a participar en muchas actividades sociales, su profesión era contador pero también fue un piloto civil e ingresó a la Fuerza Aérea, lo que siempre quiso. También fue comerciante y su gran legado fueron innumerables aportes a la comunidad", recordó su hijo, Juan Antonio Cvitanic.
Compromiso
Salvo algunos viajes y estadías prolongadas en otros lugares, Juan Cvitanic casi nunca abandonó su ciudad.
Además, presidió varias agrupaciones sociales, como los rotarios, Autoclub, Las Águilas Blancas, la masonería y estuvo por 50 años a cargo de dirigir el Instituto O'Higginiano de Antofagasta.
También por muchos años escribió columnas en este medio, que ocupaba para denunciar los ya eternos hoyos en las calles y los basurales clandestinos, entre otros problemas.
Quien fue jefe de Informaciones de "El Mercurio de Antofagasta" entre el 2000 y 2009, Javier Orellana, recordó la amistad que trabó con este peculiar columnista.
"Sus escritos eran siempre ligados a la ciudad. También destacaba a personajes importantes que nadie conocía, como un médico o carabinero. Participó en muchas instituciones y además siempre aportó a causas benéficas de manera anónima", recordó el actual director de "El Mercurio de Calama".
Asimismo, Juan Pinto Santander, quien preside el Instituto O'Higginiano destacó las obras sociales y el aporte del hijo ilustre.
"No le tenía miedo a la muerte, quería vivir pero sin sufrir y afortunadamente así fue. Yo creo que fue un luchador incansable y un gestor de innumerables obras sociales y humanitarias. Fue el presidente del instituto por más de 50 años y después la dejó por cosas de salud hace apenas un año", manifestó Pinto.
Funerales
Hoy será realizada una misa de responso a las 19 horas en la Catedral de Antofagasta, donde amigos y cercanos podrán dar el último adiós a Juan Cvitanic.
Mañana a primera hora su cuerpo será incinerado en una ceremonia privada sólo para sus familiares. Sus hijos Juan Antonio y Ana María Cvitanic piensan en seguir con su legado a la comunidad.
"Siempre me encargó que visitara a nuestros amigos que se encontraban enfermos. Estaban más enfermos que él con la diferencia que ellos y yo, éramos 40 años más jóvenes que Juan Cvitanic".
Carlos Cantero, exsenador y amigo"