Dániza Urrutia Sepúlveda
Ariel Miranda Figaredo ahora ve la vida de forma distinta, se da tiempo para disfrutar de las cosas sencillas, de pequeños detalles y en especial de su familia. Siente que tiene una nueva oportunidad, y por eso todos los días agradece a Dios por estar vivo.
Este empresario automotriz y director de la Tercera Compañía de Bomberos, quiso contar su historia de superación, fe y fortaleza, dando un mensaje para quienes atraviesan por difíciles situaciones.
El 18 de agosto del año pasado, Ariel (45 años) viajaba junto a un grupo de empresarios cuando el vehículo en que se desplazaban por los faldeos del volcán Calbuco en la Región de Los Lagos, cayó a una quebrada de 15 metros.
Junto a él viajaban cuatro personas que fallecieron en el accidente.
¿En qué circunstancias se produjo el accidente?
-Yo había ido al lanzamiento del nuevo Mitsubishi Montero en Puerto Varas. Participábamos todos los concesionarios de Chile más los organizadores de Santiago. Salimos camino a Ensenada, donde ocurrió el accidente. Todo pasó muy rápido. Ibamos por un camino ripiado y yo iba en el asiento detrás del conductor. El vehículo tenía tres corridas de asientos.
Eramos cinco personas y de repente sentí que se perdió un poco el control del vehículo, aunque íbamos por una recta rodeados de árboles.
¿Qué recuerda de la caída al barranco de 15 metros?
-Vi cuando la máquina se puso de lado y atiné a agacharme lo más que pude. A los segundos sentí que estaba en el aire, esperé que fuera como un arrastre, pero caímos a un barranco directo al río.
El vehículo pasó por arriba de unos matorrales, voló y en un sólo golpe quedamos volcados con las ruedas hacia arriba.
Nunca perdí la conciencia, pero me costó reincorporarme porque quedé entremedio de los fierros.
Miré hacia adelante y después pude ver a mis compañeros de viaje que estaban prácticamente sumergidos en el río. Fue un golpe muy fuerte y nadie más se movía.
¿A qué atribuye el hecho de haber sobrevivido en tan dramáticas circunstancias?
-Yo hablo de una intervención divina, posiblemente no era mi hora. Vi a mis compañeros fallecidos y lo único que pensaba era en que no podía desmayarme porque mi cabeza iba a estar a merced de las aguas.
Me afirmé en la pierna de mi compañero de asiento, porque de lo contrario corría riesgo de ahogarme.
Me toqué la boca para ver si tenía sangre porque tenía el pecho aprisionado, por eso traté de calmarme y respirar lento para no agitarme. Se me vinieron muchas cosas a la cabeza porque pasó mucho tiempo antes que me rescataran.
¿Cuánto tiempo estuvo esperando para ser rescatado?
-Creo que pasaron más de dos horas porque la gente que iba en la caravana no se dio cuenta de nuestra ausencia, porque salimos del camino y caímos a la quebrada.
Cuando se reunieron a la hora de almuerzo, recién se percataron de nuestra ausencia. Allí mandaron un emisario a recorrer el camino. En forma paralela un recolector de leña llegó al lugar y golpeó el vehículo. Le dije que llamara a Carabineros, a la ambulancia, que yo estaba vivo pero aprisionado.
Río
Al parecer, las malas condiciones del tiempo y la compleja geografía de la zona, habrían incidido en el accidente.
El hecho ocurrió en el kilómetro 10 cerca de la Ruta 225 en Puerto Varas, donde el jeep con los cinco ocupantes cayó al Río Sur, que es parte del Río Pescado que desemboca en el Lago Llanquihue.
El antofagastino y sus acompañantes participaban de una prueba vehicular, donde era acompañado por una caravana compuesta por 12 vehículos.
¿Sabía que irían en su ayuda? ¿A qué se aferraba?
-Llegó Bomberos y equipos de rescate y fue ahí cuando me sacaron del vehículo. Yo trataba de mover las piernas para comprobar que no tenía una lesión en la columna. Pienso que me ayudó el hecho de ser bomberos, y en lo posible traté de mantener la calma.
Sabía que si intentaba salir del vehículo era peor, porque estaba aprisionado y además estaba el río. Tuve tiempo de mirar y sólo pensaba en el rescate. Tenía el techo del auto atrapando mi espalda.
Fui afectado por hipotermia porque en invierno el agua del río estaba muy helada. Los bomberos se dieron cuenta que yo también era voluntario, al ver mis documentos. Me sedaron y trasladaron al hospital de Puerto Montt.
Después de estabilizarme me llevaron en avión ambulancia a la Mutual de Seguridad en Santiago, donde estuve mucho tiempo recuperándome.
Lesiones
¿Cuáles fueron las principales lesiones que sufrió?
-Tuve un neumotórax y fractura en nueve costillas. Me complicaba la condición del pulmón, pero poco a poco me fui recuperando. Tuve fractura de columna, pero no fue de mayor gravedad.
El proceso de rehabilitación fue doloroso, me operaron y empecé de a poco a caminar y moverme.
Hoy tengo que operarme del hombro que está caído y deben ponerme un injerto (tendón).
¿Siente que tiene una nueva oportunidad, cómo es su vida ahora?
-Ahora me fijo en más detalles, en ciertas cosas y por eso trato de disfrutar cada momento con mi familia.
Me acompañan mi esposa que desde un primer momento estuvo a mi lado, en mi recuperación, mi padre y hermano. Tengo cuatro hijos de 22, 19 y unas gemelas de 14 años.
Siento que me queda mucho por hacer y atesoro los momentos. Quiero ser una mejor persona y ahora tengo la oportunidad de hacerlo.
El accidente marca un antes y un después. Soy católico y me he acercado más a Dios. Le doy gracias todos los días.
Le digo a la gente que pasa momentos duros que hay tener fortaleza ya que cada nuevo día es diferente, hay que salir adelante y nunca bajar los brazos.
¿Ser bombero lo ayudó en este difícil trance?
-Llevo 24 años como bombero y la institución es mi segunda casa, tengo a todos mi amigos ahí. Todos los años me capacito, viajo y es lo que me mueve junto a mi familia.
"Nunca perdí la conciencia, pero me costó reincorporarme porque quedé entremedio de los fierros. Mis compañeros estaban sumergidos en el río. Fue un golpe fuerte y nadie más se movía". "Fui afectado por la hipotermia porque en invierno el agua del río estaba muy helada... Ser bombero me ayudó a sobrevivir. Tuve un neumotórax y fracturas en nueve costillas"."